Un joven quedó con parálisis tras un robo y ahora fabrica sillas de ruedas para chicos
Hace 9 meses Damián se cayó del techo de su casa cuando intentaba atrapar a un ladrón que le había robado a un vecino, y quedó paralítico. En el Instituto de Rehabilitación conoció la historia de miles de niños que no tienen dinero para comprar sillas de ruedas, y allí decidió empezar a construirlas con materiales reciclados y donarlas.
COMODORO RIVADAVIA (ADNSUR) - Damián Navarro es marplatense, aprendió a armar sillas de ruedas para niños con materiales reciclables, todo comenzó durante su rehabilitación en el Inareps, luego de ser operado tras caer de un techo al forcejear con un delincuente.
Antes de depender de una silla de ruedas producto de un violento asalto y una fuerte caída desde un techo, Damián instalaba carpintería de aluminio y vidriería. Su cuerpo parcialmente paralizado le impidió retomar su trabajo y fue en su rehabilitación donde aprendió cómo emplear esa misma habilidad para transformar su dolor y aliviar el de muchos niños.
“De un momento a otro me encontré con una realidad absolutamente distinta”, contó el marplatense de 34 años, entre pedazos de sillas de plástico, ruedas de bicicleta, madera, herramientas, pintura y otros elementos básicos desplegados sobre la mesa en medio de la cuarentena.
Tras el violento robo, Damián fue intervenido quirúrgicamente en el Hospital Interzonal General de Agudos (HIGA), el instituto le abrió las puertas para recuperar fuerza, movilidad y contenerlo para emprender esta nueva etapa.
“A la mañana tenía rehabilitación, pero a la tarde había que ocupar el tiempo. Conocí la falta de pre-sillas, que existen pero las mutuales no las entregan y son carísimas (las más económicas cuestan $65.000). Los residentes tenían una idea y yo les aporté la mano de obra”, contó a La Capital.
La primera silla fue totalmente reciclada, con una silla de plástico rota, madera y un cuadro de metal. Las dos siguientes tuvieron la misma base, pero buscó hacerlas más duraderas (son entregadas en comodato a quienes las necesitan y luego las devuelven) y a la vez “más lindas, llamativas y mejor terminadas”. Así ganaron color, un tapizado o y una apariencia similar a un juguete, para afianzar la vinculación con el niño.
Damián ya armó varias sillas y andadores, busca mejorar el diseño y sueña con que su proyecto sume apoyo y se replique en otras partes del país.