CÓRDOBA (ADNSUR) - Bajo la condición de mantener su anonimato, un vecino de Santa Rosa de Calamuchita (Córdoba) aportó en negocios de alimentos 200 dólares a cada uno para que entreguen mercadería a los más complicados por la crisis que acentuó la pandemia de coronavirus. 

“Esto es como una guerra sin armas; nunca vi una situación así. Es como si viviéramos dentro de una película. Nunca se paró el país así, y hay mucha gente que no puede salir a trabajar”, dice Fernando Crissi, de 51 años, quien desde los 13 que trabaja en el rubro supermercado en Santa Rosa de Calamuchita junto a su familia.

El dueño del súper Efá asegura que nada se compara a la situación por el Covid-19. Dice que los más complicados –vistos desde su mostrador– son los trabajadores informales sin un ingreso fijo y fuera del sistema, quienes no pueden salir a ganarse el pan cada día, según publica diario La Voz.

SORPRESA 

El sábado llegó a su comercio un vecino que él conoce, quien le pidió realizar una acción en forma anónima y, como condición, que su nombre no se difundiera. Le entregó 200 dólares a cuenta para reunir alimentos que retiren de su negocio, de forma gratuita, quienes más lo necesitan. "Yo lo conozco, quiere que sea anónimo. Es un gran gesto, de corazón”, aseguró sobre el donante. 

Con las horas, se conoció que algo similar, con idéntico origen, ocurría en otros minimercados o supermercados de Santa Rosa.

En el mayor supermercado, la donación inicial "voló", pero en los changuitos la gente fue dejando sus aportes luego.

Un donante anónimo llena changuitos en supermercados para quienes más lo necesitan

El vecino solidario hizo iguales donaciones también en otros comercios del rubro. Algunos establecimientos colocaron carritos con mercadería en su puerta, para que la gente se lleve lo que el donante anónimo había comprado. 

En esos casos, la mercadería se fue volando, por ejemplo, en el principal súper de la ciudad. Pero en  se caso, a los changuitos que ya tenían el cartel que indicaba que era mercadería para quien la necesitara, una vez vacíos, empezaron a aparecer clientes que también dejaban algo de lo suyo para seguir la cadena. 

Fernando prefirió entregar él mismo en su negocio a quienes le van a pedir o entre quienes sabe que están sin trabajo. En cuatro días, la mercadería de los 200 dólares se le acabó. 

En su caso, el mismo vecino solidario compró cinco mil pesos en alimentos para un merendero barrial e idéntica cifra para la Red Solidaria que también reparte comida en Santa Rosa. 

Nadie tiene certeza de cuál sería el aporte final total que hizo el hombre pero algunos suponen que la cifra se acercaría a los mil dólares. 

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