Tras la muerte de un capitán de pesca y un marinero, reiteran el reclamo por falta de desfibriladores en los buques

El Secretario general de la Asociación Argentina de Capitanes de Pesca, Jorge Frías recordó “no es la primera vez que solicitamos un desfibrilador. Es un tema que lo hablamos en otras oportunidades a lo largo de los últimos años con autoridades y algunos empresarios”.

“Hicimos una solicitud de audiencia al prefecto general nacional a los efectos de instalar un desfibrilador para los casos de infartos y descompensaciones. Cuando sucede una situación de este tipo, no hay mucha gente capacitada o no tienen la práctica suficiente para realizar un RCP”, alertó.

“Utilizar un DEA es una posibilidad más de salvar una vida y no se puede dejar de contar con estos equipos. Estamos pidiendo entendernos para que la ‘autoridad de contralor’ pueda instalarlos”, afirmó a través de Radio Chubut.

“Comprar un buen volumen de estos elementos en el exterior haría bajar los costos. Queremos que se los considere como productos de salvamento y supervivencia en los buques”, añadió.

En ese contexto, reclamó que “ningún barco tiene un desfibrilador instalado salvo que haya hecho la inversión y la colocación por su cuenta. Los valores oscilan el $1.500.000 y los $2.500.000. Para un buque que va a estar atendiendo a ocho personas, es insignificante. Si se instala de manera masiva, se va a bajar el precio”, aseguró.

“Cualquier tripulación lo podría comprar por motivos propios porque resulta muy conveniente. Depende del buque, estamos a 1, 10, 30 o 40 días de navegación. Entonces, esto es una opción que no se debe seguir despreciando. A esta altura del S. XXI, estos equipos ya tendrían que estar instalados”, consideró.

“Lamentablemente, el fallecimiento de un capitán en un buque de Puerto Rawson sumado a un marinero que -en un buque congelador- que perdió la vida por una descompensación cardíaca;  justifican estos pedidos”, repasó.

FACTORES DE RIESGO

“Hay una tendencia porque nosotros desarrollamos nuestra vida de modo sedentario en un espacio reducido. Todo esto va para el capitán como para los marineros quienes tienen la parte más activa y forzosa. En muchos casos, se come como se puede o se pasa de largo”, señaló.

Y remarcó, “también, hay que tener en cuenta el estado de salud de cada uno, el peso, cuestiones hereditarias entre otros factores de riesgo”, enumeró.

“En altamar, tenemos menos posibilidades de ser asistidos que en tierra y -ante una complicación- hay que ser un operativo de evacuación con el despliegue de un helicóptero, traer el buque a puerto con riesgo de vida. Con estos equipos, se podrían ganar otros tiempos e incluso se evitaría que el buque tenga que volver a puerto para dejar de operar porque se o llevaría en otro buque o bien con el helicóptero de Prefectura”, completó Frías.

Con información de Radio Chubut en una nota corregida y editada por un periodista de ADNSUR.