El pan es uno de los alimentos que más se consumen en el país y aunque su precio varía de vez en cuando, sigue siendo utilizado para comerlo con diferentes rellenos, por ejemplo, queso, jamones, entre otros similares. En algunos casos, se come solo con una taza de té o café.

Por desgracia es un alimento que en poco tiempo pierde su consistencia y se vuelve duro. En este caso, muchas personas optan por rallarlo para incluirlo en otras comidas o bien lo tiran.

Pero existe un truco que le devuelve el olor, la textura y el sabor que tenía recién horneado:

1) Rociar una bolsa de papel con agua. Sería ideal ayudarse por un atomizador para manejarse con facilidad y que el exceso de humedad no rompa la bolsa.

2) Meter los panes duros en la bolsa y luego llevarla a una olla. Allí, traspasar a un horno. Es importante el que la bolsa de papel no roce con las paredes pues podría quemarse.

3) Encender el horno a temperatura media (entre 170° y 190°) y dejar por alrededor de 5 minutos y retirar.

4) Poner una sartén al fuego. Una vez caliente, rociarlo con un poco de agua. Colocar el pan y cerrar.

5) Dejar por alrededor de 3 minutos y retirar. La humedad se encargará de dejar tu pan suave y esponjoso otra vez.

Tip de cocina: ¿Qué hacer con el pan duro que nos sobró?

Por su parte, y en caso de no utilizar los pasos mencionados anteriormente, existen tips para conservar el pan por más tiempo, como por ejemplo, no guardar el pan en bolsas de plástico, si no en bolsas de papel; No dejar la bolsa con pan cerca de los espacios calientes de tu cocina, como la estufa o el horno.

Si queremos que dure mucho más tiempo, una opción es congelarlo: colocarlo en bolsas resellables y luego envolver estas en papel. Cuando lo queramos comer, horneamos durante cinco minutos a 180 grados.

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