ESTADOS UNIDOS - Chloe Cress tenía 12 años cuando en junio de 2018 empezó a caminar mal. Al principio su familia pensó que se iba a solucionar con kinesiología pero una fiebre y un fuerte dolor de espalda los hicieron acudir a un especialista. Viajaron 54 kilómetros desde su ciudad en Tennessee, Kingsport, hasta un hospital donde le hicieron exámenes y descubrieron que tenía un tumor cerca del corazón, debajo de su esófago y en sus vértebras.

Inmediatamente la internaron en Memphis, mudando a toda la familia, para tratar su cáncer de estadío IV. El tratamiento fue largo y Chloe extrañaba su casa, su vida normal y a sus dos perros, Buu y Rollie.

Chole junto a su padre en el hospital.
Chole junto a su padre en el hospital.

Entre las visitas que se quedaban hasta 14 horas por día, también estaban los peludos que pasaban una vez al mes. La pequeña le contó a CNN que esos eran los momentos más felices.

El año pasado a esta altura de diciembre, había podido ir a casa para pasar la Navidad pero solo por unas horas. Nunca se imaginó el anuncio que le hicieron los médicos hace poco más de 10 días: el cáncer estaba desapareciendo y podía volver definitivamente a su hogar.

El 21 fue la mudanza, con el compromiso de hacer chequeos cada tres meses y no volver a la escuela por lo que queda del año lectivo en Estados Unidos. No conforme con el reencuentro con sus dos perritos, Chloe ya dijo que quiere adoptar uno nuevo lo antes posible.

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