Una tarde de terror vivió la familia de Elizet Vera, una vecina de Kilómetro 5, que tuvo que autoevacuarse luego que el viento desprendió gran parte del techo de su casa.

Este lunes por la mañana, la joven estaba donde su suegra, aún sin poder creer lo ocurrido. Su marido, mientras tanto, buscaba presupuestos de materiales para reconstruir el techo que arrancó el viento, que alcanzó ráfagas que superaron los 143 kilómetros por hora.

Elizet diálogo con ADNSUR y admitió que no quiso ver redes sociales durante el domingo, y con todo lo que había pasado ni siquiera había podido ver cómo había quedado el techo de su casa, ubicada en Juan Grossari al 1600, entre las avenidas del Parque y José Ingenieros. Por eso, cuando le mostramos una foto del frente, con una parte del techo colgando, no lo podía creer.

Según contó, eran alrededor de las 5 de la tarde, cuando el viento arrancó el techo de chapa.

“Eran como las 4 o 5. Estábamos en la pieza con mi hijo y sentimos un estruendo. Fue un ruido bastante fuerte, se había volado la chapa del techo en la entrada, en el living de mi casa, prácticamente voló”, indicó sorprendida por lo que sucedió.

Elizet asegura que el techo prácticamente voló hacía la Ruta 1 que conecta Kilómetro 5 con Kilómetro 8. Quedó tirado en medio de la ruta. Sin embargo, el viento era tan fuerte que no se animaron a intentaron sacarlo.

“El techo voló literalmente, pero quedó ahí nomás. Imagínate que es súper peligroso, una chapa que estaba en constante movimiento. No sabés si se puede volver o si le puede dar a alguien, entonces era imposible sacarla”, admitió.

AUTOEVACUARSE ANTE LA URGENCIA

Asustada por lo ocurrido, y por los escombros que cayeron por la chimenea del fogón, rápidamente Elizet con su hijo se fueron de su casa, y se autoevacuaron en la casa de su suegra, quien vive a la vuelta, en el mismo terreno, pero del otro lado de la calle, sobre calle Noblega.

Inmediatamente trataron de contactarse con Defensa Civil, pero fue imposible hacerlo, algo que entienden, teniendo en cuenta lo que sucedió en toda la ciudad, donde se registraron más de 150 voladuras de techos, según datos que informó el municipio.

“Daba ocupado constantemente pero debe haber casos peores que el nuestro. Vivimos en una ciudad donde constantemente sopla el viento, entonces nos dimos cuenta enseguida que era muchísimo el viento en relación a otros días y que afectó a toda la población. Ahora todavía queda una parte del techo y, pedimos que lo vengan a sacar porque es un peligro para cualquier persona; para un auto o para quien va caminando, es un peligro constante”.

Afortunadamente, la pareja tiene trabajo, por eso Elizet agradece que solo “fue una cuestión material y por suerte no pasó algo grave”, más allá del mal rato y el susto que pasaron durante este temporal, el más fuerte que tuvo Comodoro durante el siglo XXI. 

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