COMODORO RIVADAVIA (ADNSUR)- Manuela Roldán recibió la peor noticia de su vida el 20 de mayo de 1982, su hijo, Jorge Ludueña de tan solo 18 años había muerto en Malvinas.

Pero algo misterioso pasó el último 2 de abril,  Manuela se reencontró con una parte de Jorge: los hijos de un oficial de la Armada que la había buscado durante muchos años siguieron el propósito de su padre y finalmente la encontraron.

Según publica Infobae, unos días atrás viajaron desde Santo Tomé, Santa Fe, hasta Córdoba y le golpearon la puerta de su casa en Las Varillas. En las manos de Héctor Wilfredo Gaete había un sobre destinado a "Manuela Ludueña". Adentro, una carta de puño y letra Jorge, escrita 37 años atrás mientras estaba atrincherado en Malvinas, con pulso tembloroso por el frío y el hambre, en la que les dice que está bien, que todo pasará y que volverá al pueblo pronto. Casi cuatro décadas más tarde, Manuela recibió el mensaje.

"Queridos Padres: les escribo estas líneas, para decirles que estoy bien y espero que sepan dónde estoy y que no se hagan problemas porque no va pasar nada, rogándole a Dios. Estas líneas son para contarles que aquí hace mucho frío y que la comida es escasa y espero que esto termine pronto así estás más tranquila. Te cuento que el mes pasado nos pagaron el sueldo y cada uno sacó 20 millones y que pagan todos los fines de mes. Pero mándame el pulóver y un par de medias porque vamos a salir de licencia, todos los fin de semana si salimos de esta", dice el primer párrafo de la carta, dedicado a sus padres.

Manuela se reencontró con la caligrafía de su hijo, con una parte de él que la había esperado. "Es como vivir todo de nuevo, y tener la carta es una parte de él conmigo", dice la mamá de Jorge.

Jorge, que al terminar la secundaria decidió ponerse a trabajar en un taller hasta que lo interrumpieron para hacer el servicio militar en febrero de 1982, fue enviado a hacer la colimba a Comodoro Rivadavia. Cuando estalló la guerra, sin prácticamente instrucción, fue enviado a combatir a las islas contra el ejército británico.

Allí pasó hambre y frío, una historia trágica que conocemos todos. "La comida es escasa", le dice a sus padres en la carta y también se lo cuenta a su hermana Estela, en otra parte del texto. Jorge no murió en combate. Perdió la vida por alimentarse con comida en mal estado. El, que a los 15 había sufrido hepatitis, no aguantó y murió.

La carta quedó entre sus pertenencias y fue guardada por el suboficial principal de la Armada Miguel Ángel Gaete. El hombre custodió la carta con la esperanza de que un día podría dársela a sus destinatarios. Pero nunca los encontró. "Siempre quiso entregársela pero no quería hacerlo por correo porque temía que no llegara", le contó su hijo Héctor, encargado de finalmente llevarla a Las Varillas, a Manuela.

La voz de Manuela se quiebra cuando evoca a su hijo. Dice que lee la carta todos los días. "Siempre la leo y la voy a hacer un cuadrito para tenerla siempre a la vista", proyecta con ternura.

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