El lunes pasado, Orlando y Natalia -dueños de una panadería La Familia, en Palermo- notaron que algo pasaba a metros de su local. Pero no se limitaron a llamar a la policía, sino que decidieron involucrarse e intervinieron activamente. Armados con una escoba y un secador de piso lograron rescatar a una joven que estaba siendo abusada por seis hombres, de entre 20 y 24 años.

El vehículo se encontraba estacionado a metros de Plaza Serrano: mientras dos hacían campana tocando la guitarra, otros cuatro violaban a la chica dentro del coche. Gracias a la intervención de la pareja de panaderos, los seis violadores fueron detenidos por la Policía.

Desde ese momento, no solo circularon agradecimientos por las redes sociales, llenándose de mensajes felicitando a Natalia y Orlando por su accionar, sino que los vecinos y comerciantes de la zona también elogiaron la actitud de la pareja de panaderos.

“No soy muy de comer pan, pero definitivamente se acaba de convertir en mi panadería diaria, para comprar cualquier cosa”, afirmó Justina M. a La Nación. La joven es vecina del barrio porteño de Palermo y, a partir de ahora, clienta asidua de la panadería.

“Heroína sin capa”. Así calificó a Natalia la empleada de una tienda ubicada a pocos metros del lugar de los hechos: “Todos los días paso a comprarme algo, ya sea de desayuno o de merienda. Los queremos un montón y son grandes personas”, expresó al mismo medio.

Y continuó: “Ellos fueron muy valientes al enfrentarse y demuestra que son buenas personas. Observaron que había algo raro en lo que estaba pasando y no esperaron a la llegada de las autoridades para rescatar a la joven”.

“La gente viene a comprarnos pan y facturas y nos agradece por haber intervenido. Es lo que había que hacer”, comentó emocionado Orlando.

En relación a la vida cotidiana del barrio de  Palermo, otra empleada de una tienda se animó a dar su testimonio y aseguró que si bien es un barrio “solidario”, suele ver muchas situaciones de acoso diariamente: “El otro día mientras estaba trabajando vi cómo un hombre le tocaba la cola a una chica acá enfrente. Es horrible”.

Mientras tanto, la panadería La Familia sigue trabajando normalmente, aunque ahora con custodia policial en la puerta y toda una comunidad unida dispuesta a defenderlos de cualquier situación, ante las amenazas recibidas de los salvajes ese mismo día: “Hija de puta, ya vas a ver”, se los escuchó decir, antes de pasar la cabeza al interior del patrullero.

Con información de La Nación y Crónica

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