CAPITAL FEDERAL - Un accesorio comenzó a popularizarse entre las madres de bebés que siguen tendencias naturalistas o de medicina alternativa. Se trata del collar de ámbar, realizado con una seguidilla de bolitas de esta resina fosilizada de origen vegetal.

Quienes optan por este collar aseguran que, entre sus múltiples propiedades, estimula el sistema inmunológico y disminuye la inflamación y el dolor durante el período de dentición. Una de los personajes locales que eligió este accesorio fue la actriz Juana Repetto, quien lo utiliza con su hijo Toribio. Sin embargo, más allá de la tendencia y de las afirmaciones de las voces naturistas, especialistas en medicina descartan que el collar de ámbar tenga estos efectos en niños pequeños.

"Como con todas las cosas que surgen del boca a boca y de la recomendación popular, pienso que, si no hacen daño y los papás y mamás confían en que esto le va a traer bienestar al niño, no tengo objeción. Hay muchos ejemplos de acciones que uno podría llamar hasta 'mitológicas' y esta moda estaría incluida en esos términos", dice Cristina Catsicaris, medica pediatra y Jefa de Consultorios Externos del Servicio de Clínica del Hospital Italiano. Sin embargo, asegura que "más allá de las creencias de los padres y madres acerca de lo beneficioso del uso -que por sí mismo ya es beneficioso por el llamado efecto placebo (efecto terapéutico de una droga o acción si la persona está convencida de que es así eficaz)-, no hay evidencia científica de que este collar mejore el bienestar de los niños y niñas que lo usan".

Catsicaris recomienda conversar con el pediatra acerca de su uso, ya que no recibió consultas acerca de este collar, pero sí se lo vio a varios niños y aprovechó para preguntarles a sus padres cómo surgió la idea, qué creencias tienen alrededor de su efectividad y para qué se los ponen a su hijo o hija y dice que la mayoría lo relaciona con una mejora en la tolerancia a la dentición. En ese momento aprovecha para mencionarle la cuestión de la posibilidad de ahogo por estrangulamiento o atragantamiento si se rompe: "Algunos se sorprenden por no haberlo pensado. Y esto lo hacemos con cualquier cuerda, collar o cinta atada al cuello", dice la pediatra y aclara: "En general los pediatras desaconsejamos todo aquello que pueda -sobre todo, cuando el niño está sin supervisión- traer riesgo de ahogamiento, ya sea por estrangulación o por aspiración de una de las cuentas si se rompe el collar".

En la misma línea, la doctora Cecilia Avancini, Jefa de Pediatría de Vittal, detalló que "asociaciones médicas de todo el mundo especializadas en pediatría y emergentología alertaron sobre los riesgos que acarrea el uso de collares de ámbar en bebés". Según la experta, uno de los principales peligros es que "puede provocar estrangulamiento y asfixia, que es una de las principales causas de muerte en los niños". En ese sentido, Avancini añadió que "algunos países los han prohibido debido a que ponen en riesgo la vida de los bebés que los utilizan y calificaron como un 'peligrosa tendencia popular'". Sin embargo, en Argentina aún no hay ninguna normativa oficial al respecto.

Collar de ámbar en bebés. Foto: iStockPhotos

Collar de ámbar en bebés. Foto: iStockPhotos

La licenciada Mariela Villar, directora Embarazo Activo -empresa enfocada en gimnasia para embarazadas que importa y comercializa estos accesorios-, indica que, "aunque muchos creen que es una piedra preciosa, el ámbar es de origen vegetal: proviene de la resina fosilizada de los árboles -principalmente del pino- y hay de diversos colores: amarillentos, anaranjados y rojizos. En el Báltico se concentra cerca del 80% del ámbar mundial conocido, y su origen data de entre 35 y 40 millones de años atrás". Consultada sobre "usar collares en relación a la edad de los niños; si son bebés, deben usar collares cortos y de piedra pulida, ya que son más suaves"; y agrega que "la higiene debe ser a diario, con agua tibia y cuando se baña al bebé". Además, Villar opina que "los collares y pulseras de ámbar son completamente seguros, poseen un nudo antes y después de cada cuenta, de modo que, en el caso extremadamente improbable de que la cadera se rompa, las cuentas no se perderían ni representarían un riesgo de asfixia".

Por su parte, la Sociedad Argentina de Pediatría afirmó en su Manual de Prevención de Lesiones que la "ingestión de cuerpos extraños es un riesgo muy frecuente, sobre todo, en los niños pequeños". Los expertos aclararon que "si el objeto ingerido ingresa a la vía aérea puede ocasionar desde ahogamiento hasta diversos trastornos bronquiales y pulmonares. Si en cambio sigue la vía del aparato digestivo, puede producir lesiones o intoxicaciones".

Finalmente, y en base a esos riesgos, las Sociedad recomendó "no ofrecer al niño para jugar bolitas, monedas, dados, botones u otros objetos pequeños que pueda ingerir. Tampoco debe jugar con cuentas para collares, fideos, tornillos o pequeñas piezas de juegos para armar de los hermanos mayores".

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