Carlos Menem fue presidente en nuestro país durante una década. Tuvo dos mandatos que se extendieron desde 1989 a 1999. Una persona excéntrica, con helicópteros, un auto de campaña llamado “Menemóvil” y una promesa fallida de vuelos espaciales que conecten Argentina con Japón en dos horas. A esto se le sumaba la presencia de diversos animales exóticos en sus distintas residencias.

Karavan y Villa Los Granaderos, fueron dos quintas llenas de lujos, en las que el ex jefe de Estado pasó diversos periodos de su vida. En ambas tenía animales exóticos que iban desde un león cachorro a llamas, alpacas, un cóndor, ciervos y faisanes de 48 clases diferentes.

La periodista Soledad Vallejos cuenta en uno de sus libros que la historia más extravagante de animales en la quinta de Olivos, corresponde a los mandatos de Menem. El riojano, al mudarse a la casa presidencial, llevó consigo dos perros pastores ingleses y dos grandes daneses de su hijo Carlos Junior. Con el tiempo llegó a tener dos docenas de perros, adquirió malteses, shar peis y otros de tamaño pequeño.

A pesar de la gran cantidad de animales que tenía son pocos los registros del expresidente con ellos.
A pesar de la gran cantidad de animales que tenía son pocos los registros del expresidente con ellos.

También le regalaron canes diversas personalidades como Xuxa “la reina de los bajitos” o Diego Maradona. Varios deambulaban por la quinta de Olivos mientras otros eran recluidos en caniles.

Pero no sólo los perros desembarcaron en el lugar, también tuvo un pony, un mirlo, gallinas, patos belgas, caballos, carpas y hasta un papagayo. En esa época trabajó en la Quinta durante su mandato un reconocido veterinario por un sueldo “simbólico” de $1.

UNA ANÉCDOTA CON ALAS

En uno de sus mandatos, Carlos Menem tenía un pájaro de la India al cual llamó Negro. El ave hablaba muchísimo e imitaba la voz humana. Cuentan que imitaba estornudos, silbaba la marcha peronista y sabía decir frases como “River campeón”.

Gracula, el ave de la India que tenía Carlos Menem.
Gracula, el ave de la India que tenía Carlos Menem.

Esto no era todo ya que el pájaro imitaba insultos y piropos -que hoy no serían considerados tales- en todas partes. Cuando el presidente recibía oficialmente alguna comitiva, el animal era retirado “como si no existiera” del lugar.

Un día, un funcionario fue engañado por el pájaro, que le hizo varias preguntas imitando la voz del expresidente.

En los tiempos actuales, las excentricidades de Menem, de las que casi no hay registro fotográfico, cosa que no resulta para nada extraña, no estarían permitidas y menos serían bien vistas por la sociedad como lo eran en aquella época. El expresidente había montado “minis zoológicos” dentro de sus residencias, manteniendo a los animales allí como si fuesen bienes materiales, algo que hoy no sería posible.

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