Por primera vez en la Argentina, una investigación reveló la existencia de “desiertos informativos”, es decir aquellas localidades del país en las que no hay medios de comunicación o bien no hay una presencia suficiente de ellos que permita que los habitantes tengan acceso a información y noticias locales.

El estudio estuvo a cargo del Foro de Periodismo Argentino (FOPEA), con la colaboración de Google, y fue federal, ya que contó con un equipo integrado por representantes de cada una de las provincias, en las que se indagó a partir de una encuesta que arrojó resultados que pueden ser leídos de manera particular y también general, a nivel nacional.

Los desiertos informativos hallados en la Argentina se pueden observar en el link desiertosinformativos.fopea.org a través de un mapa interactivo que permite navegar y conocer las situaciones provinciales y locales.

Como socio de FOPEA, fui el responsable de relevar los datos de Chubut. La herramienta de investigación fue una encuesta diseñada en conjunto entre FOPEA y Google, y a partir de la cual pudieron ser relevados 63 medios de comunicación de todas las regiones de la provincia. Es necesario mencionar en este punto que no se trató de un censo, sino que se intentó hacer una aproximación lo más exhaustiva posible al panorama de los medios.

Mapa de la investigación realizada por FOPEA y Google News Initiative, que se puede consultar en https://desiertosinformativos.fopea.org
Mapa de la investigación realizada por FOPEA y Google News Initiative, que se puede consultar en https://desiertosinformativos.fopea.org

El universo de Chubut sumó al conteo general, a partir del cual se identificaron 2.464 medios en todo el país, en los que trabajan un total de 13.597 periodistas, según la información aportada por los diarios, medios web, radios, canales de televisión y otros tipos de empresas informativas. En la gran mayoría de los casos, la encuesta fue respondida por responsables o trabajadores de los medios, y en otros, por los propios investigadores en base a fuentes cercanas o pertenecientes a los mismos.

A nivel nacional, el resultado arrojó un 47,9% del territorio identificado como desierto informativo, un 25,2% como semidesierto, un 17,1% como semibosque, y solo un 9,8% como bosque informativo.

Es decir que en el 73,1% del territorio se registran condiciones nulas o escasas para el desarrollo del periodismo profesional y, por ende, para que las poblaciones tomen sus decisiones cotidianas a partir de información local y que, además, puedan ejercer el derecho a la libertad de expresión y a la libertad de comunicación. Como contrapartida, solamente en el 26,9% del territorio argentino hay condiciones razonables y adecuadas para ese ejercicio, con lo cual allí existen comunidades informadas y, en algunos casos, con una independencia aceptable con respecto al poder político de turno.

En este contexto, y superando a la media nacional, entre las 13 provincias en las que más de la mitad de los Departamentos -la unidad de análisis unificada en todas las jurisdicciones por la coordinación del trabajo- son desiertos informativos se encuentra Chubut. En la provincia se identificó a un 53% del territorio en esa categoría, y este porcentaje, preocupante desde el punto de vista del acceso a la información, es incluso superado por 11 jurisdicciones: Catamarca, Santa Cruz, La Pampa, Salta, Jujuy, San Juan, Misiones, Tucumán, Formosa, Santiago del Estero y La Rioja.

En Chubut, los desiertos informativos se ubican en los Departamentos Languiñeo y Tehuelches en la zona cordillerana; Florentino Ameghino en la costa; Gaiman en el Valle Inferior del Río Chubut; y Telsen, Mártires, Paso de Indios y Gastre en la Meseta Central. En tanto, como bosques informativos fueron identificados solo tres Departamentos, que si bien son los que concentran mayor cantidad de población, no representan la proporción más amplia del territorio: Biedma, Rawson y Escalante.

Entre las conclusiones, la coordinación (a cargo de los periodistas Irene Benito, de Tucumán, y Julio Perotti, de Córdoba) de la investigación indicó que “la ausencia de información periodística respecto de cuestiones que inciden en la calidad de vida y en la ciudadanía condiciona la capacidad para tomar decisiones inteligentes en materia de salud, gobierno, educación, trabajo, seguridad, justicia, etcétera”, por lo cual “los pobladores de los desiertos informativos están expuestos a padecer exclusiones y privaciones de derechos que disminuyen sus oportunidades de desarrollo”.

También se indicó que “las barreras para exponer y acceder a información local producen la pérdida de la capacidad para instalar debates democráticos en el seno de las comunidades, e incrementan la dependencia de medios y periodistas situados en otras jurisdicciones en línea con la idea de que una noticia sólo surtirá efectos si recibe ‘exposición mediática nacional’”.

Además se advirtió que “los desiertos y semidesiertos son lugares donde la crítica corre peligro de extinción, si es que no ha sido completamente aplastada. En estos sitios puede haber medios y periodistas que desnuden abusos y cuestionen al poder, pero que enfrentan presiones altísimas, muchas veces ignoradas por la sociedad”.

Esta investigación, que tiene como antecedentes trabajos similares en México, Estados Unidos, Colombia, Venezuela y Brasil, excede largamente la discusión acerca de los contenidos y las líneas editoriales de los medios de comunicación.

El estudio llama la atención sobre la necesidad de que existan políticas públicas, sobre todo de índole económica y socioproductiva, que favorezcan el desarrollo de medios de comunicación y el ejercicio profesional del periodismo. De esa forma, puede haber condiciones para garantizar la libertad de expresión como derecho humano fundamental.

En tiempos en los que la comunidad se erige también en emisora de mensajes a partir de la interacción que permiten las redes sociales, este tipo de investigaciones deben arrojan luz, además, sobre la necesidad de garantizar el derecho a la comunicación. Es decir, el de recibir, buscar y emitir información que sea de interés público, y que permita interactuar con la obligación que tienen los Estados municipales, provinciales y nacionales de informar sobre sus actos, decisiones y medidas tomadas a nivel gubernamental.

A partir de la generación de estas políticas públicas se podrá comenzar a crear condiciones para superar otra preocupación identificada por el estudio de FOPEA: el centralismo informativo por el cual, así como para un habitante de Trelew, Rawson, Puerto Madryn o Comodoro Rivadavia existen más opciones para acceder a información proveniente de Buenos Aires, es más probable que una persona que habita en Telsen, Gastre o Lagunita Salada conozca qué ocurre en la capital del Chubut antes que en su propia comunidad.

Los problemas de la población para acceder a noticias locales se profundizan en la región central de Chubut. Esto vuelve a poner el foco en las condiciones históricamente desiguales de desarrollo cuyas causas y consecuencias son múltiples. Una de ellas es, como lo demostró la investigación de FOPEA, la desertificación informativa.

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