CAPITAL FEDERAL - Pese a los esfuerzos y el optimismo oficial, la inflación aún persiste sin grandes cambios, aunque muestra una leve desaceleración con relación al mes pasado. Con un ínfimo impacto de arrastre del incremento de tarifas del gas, la inflación de noviembre fue de 1,6 por ciento. Sin embargo, el alza llegó con fuertes aumentos en los precios de los alimentos que superaron el nivel general.

El dato de inflación del Indec trajo una buena noticia y una mala. La buena es que la inflación núcleo -que elimina precios estacionales y regulados- de noviembre cayó una décima con relación a octubre (1,7% vs 1,8%). La mala: los precios de los alimentos -el rubro que más pesa en el índice y que más impacta en los que menos tienen en la sociedad- se aceleró a 1,9%, cuando en octubre pasado había subido un 1,5 por ciento.

Irónicamente, los precios con estacionalidad impulsaron el nivel general a la baja, y por eso, la inflación núcleo terminó siendo más alta el mes pasado que el nivel general (1,7% vs 1,6%). Los rubros que más subieron fueron Alimentos y bebidas (1,9%), Equipamiento y Mantenimiento del hogar (2,6%) y Atención médica y gastos para la salud (1,6 por ciento).

La incidencia del aumento de las tarifas del gas en el IPC, que había sido de casi un punto el mes pasado (0,9 puntos porcentuales) y que había impulsado el dato de octubre a 2,4%, fue de sólo 0,1 puntos porcentuales durante noviembre. Pese a eso, los servicios (2,2%) tuvieron alzas superiores a los bienes (1,2%) en el mes, según el informe del Indec.

Entre los alimentos, las mayores subas se dieron en el limón (32,3%), la lechuga (17,8%), la manzana (11,1%), el vino común (10,8%), la gaseosa base cola (9,8%), el azúcar (3,8%), el salame (3,4%), el agua sin gas (2,4%), el arroz blanco (2,4%) y el queso cremoso (2,3%).

Fuente: La Nación

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