El moquillo es una enfermedad infectocontagiosa que se transmite por contacto directo, trasladándose a otros animales que habiten el mismo espacio. Además, al contagiarse, el virus permanece en el ambiente por varios meses.

Al adoptar un perro es importante realizar los controles veterinarios correspondientes porque quienes no tuvieron los suficientes cuidados o contaban con una higiene muy precaria pueden contraer enfermedades como el virus del moquillo.

La enfermedad afecta en un principio el aparato respiratorio y se disemina, llegando a alterar muchas veces otros órganos y sistemas, como el nervioso. Tiene diversos síntomas, según la fase en la que se encuentre, que puede ser nerviosa, digestiva, cutánea o respiratoria.

El moquillo es una enfermedad infectocontagioisa
El moquillo es una enfermedad infectocontagioisa

Para prevenir y detectar la infección en el momento adecuado hay que estar atentos a las siguientes alertas de parte de nuestros perros:

Picos de fiebre: esto sucede entre los 3 a 6 días luego de la infección. Las señales dependen de la cepa, la edad, el sistema inmunológico y el ambiente que rodea a nuestro perro. Puede darse: anorexia, apatía y exudado nasal y ocular. Esto pasa a estar acompañado de tos y mucosidad. Este tipo es grave y lleva a un posible deterioro multisistémico. Afectando animales de cualquier edad, aunque los cachorros son los más susceptibles.

Respecto a los signos oculares, se dan lesiones como ceguera, úlceras en la córnea, neuritis, desprendimiento de retina y conjuntivitis.

Existen también signos digestivos como vómitos, hiporexia, diarrea y anorexia, estos traen como consecuencia deshidratación y descenso de peso. No suceden siempre y se agravan si se suma otra infección del tipo bacteriana.

Si hablamos de las piezas dentales, se pierde el esmalte en la dentadura y esto hace notar el moquillo cuando se da antes del recambio dental.

Hay señales neurológicas que aportan para predecir cómo evolucionará la infección, pueden ser espasmos, temblores, convulsiones, encefalitis, renguera y rigidez cervical. Esto no puede predecirse ni evitarse.

Si tu perro presenta alguna de estas señales, recomendamos visitar la veterinaria de confianza para realizar los chequeos y controles correspondientes.

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