Una caña de 360, tanza de 0,70 y bajada de acero. Con esos elementos como ayuda, más su paciencia y su fuerza, Julio Molina, un vecino de Caleta Olivia, pescó un cazón de 115 kilos y rompió su propio récord. Las imágenes del tiburón rápidamente se difundieron en las redes sociales y la noticia recorrió el Golfo San Jorge. 

Este lunes Julio no paró de atender su teléfono, todos querían saber detalles de su hazaña, aquella que logró en Laguna de los Patos, en compañía de un amigo y uno de sus hijos.

“Hace veinte años que vengo dedicándome a eso. Yo salgo a buscarlo todos los veranos y ahora pude sacar este, que es el más grande que saqué. Batí mi propio récord, ya había sacado uno de 96 kilos hace tres años y el año pasado saque otro de 70, así que estoy contento”, dijo a ADNSUR.

La historia del hombre que pescó un tiburón de 115 kilos: "Tardamos entre 40 y 50 minutos para poder sacarlo"

Julio pesca desde los 8 años. Su papá pescaba, pero también un vecino que lo llevaba cada vez que podía. Amante de la actividad y el mar, nunca más dejó la caña y a los 20 comenzó a pescar cazón. Así, cada verano, este hombre nacido y criado en Caleta Olivia, visita la Bajada de la Osa, Playa Escondida o algún otro rincón de la costa para darle pelea a los cazones. 

El viernes Julio fue otra vez a disfrutar de un día de pesca. Esta vez lo acompañó su hijo mayor y dos amigos de él. Pero al rato, los dos chicos tuvieron que irse y él aprovechó el viaje para buscar a un amigo, sin saber que su regreso al lugar le iba a dar una sorpresa.

Es que entre charlas, silencios y el sonido del mar, de repente hubo pique. Eran alrededor de las 19:30 y la fuerza del ejemplar indicaba que no era cualquier pez, sino algo grande. Julio no se equivocaba y así comenzó la lucha con el cazón. 

“Fue una cosa de locos, te tiemblan las piernas cuando estás tratando de luchar contra el animal. Tardamos entre 40 y 50 minutos para poder sacarlo. Pensé que se me iba porque lo arrimé a la orilla dos o tres veces y me disparaba un poco para adentro. Después no lo podíamos enganchar”, dice aún con la emoción en voz.

Julio admite que pensó que se le escapaba. Sin embargo, no desistió y recién al último, cuando vio al cazón fuera del agua, festejó con la euforia del momento. 

Su hijo fue la primera vez que vio la pesca de un ejemplar de este tipo. Cuenta que no podían más de la alegría y mucho menos al ver el tamaño del animal. Era tan grande que tuvieron que cortarlo para pesarlo, y así pudieron sacar el peso: 115 kilos. Luego se lo cortó, se separó para varias comidas y se repartió entre la familia y amigos.

Julio hace veinte años se dedica a la pesca de cazones. En otras oportunidades ya había sacado grandes ejemplares.
Julio hace veinte años se dedica a la pesca de cazones. En otras oportunidades ya había sacado grandes ejemplares.

En la pesca no hay ánimo de depredación, sino de consumo, asegura Julio y todo termina convirtiéndose en comida. Pueden ser empanadas, milanesas, pizzas o comida a la olla.

“Hacemos de todo. Antes para mi la pesca era un hobby, pero ahora es parte del sustento de mi familia, porque hace cinco años que estoy sin trabajo por un problema que tengo en la cadera”.

El pescador en el pasado trabajaba en el petróleo, pero un problema en la cadera de desgaste de huesos lo obligó a colocarse una prótesis y desde entonces quedó incapacitado para trabajar. Así, hoy está jubilado y puede dedicar varias horas a este hobby que lleva “mucho tiempo y paciencia”.

Pero lejos de sacar chapa por este logro, Julio asegura que es algo normal sacar este tipo de ejemplares en la zona. No sabe si han salido más grandes, pero sí que batió su propio récord, aquel que pudo romper luego de tres años.

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