BUENOS AIRES (ADNSUR) - Una mujer le escribió una carta al presidente Alberto Fernández, en la que le pide “ser exceptuada” de la nueva fase del aislamiento social obligatorio por la pandemia de coronavirus y poder “ejercer” sus “libertades con todos los cuidados necesarios”. Entre otras cosas, le reclamó por las tareas domésticas que debe realizar, ya que su empleada no puede ir a trabajar, y el hecho de no haber podido conocer a un nieto que nació durante la cuarentena, “ni siquiera a través del vidrio del auto”.  

“El 11/5/20 se ingresa a una nueva fase del Aislamiento Social Obligatorio, pido ser exceptuada y poder ejercer mis libertades con todos los cuidados necesarios.

En estos 40 días de encierro, perdí mis proyectos, esperanzas, iniciativas e ilusiones, tanto perdí que ya ni se cuál es el cuadro de fútbol de mis amores.

Ya siento algunos conflictos con mi personalidad y tengo algunas confusiones porque soy adulta mayor de riesgo; como me deben cuidar, entonces me confinaron a la soledad y debo barrer, lavar, cocinar, planchar y ocuparme de mis compras y necesidades porque la señora que trabaja conmigo no está autorizada a presentarse a trabajar. Si en algún momento me siento sola o me angustio por no cruzar palabras, solo puedo invitar a mi casa a un café al jardinero, electricista o plomero.

A mi casa puede ingresar el delivery, el sodero, el verdulero entre otros (que no sé quiénes son ni cómo se cuidan) pero no lo puede hacer un familiar ni un amigo para traer o llevar algo que yo crea necesario.

Nació un nieto y no lo puedo ver ni siquiera a través de un vidrio (movilizándome yo en mi auto).

Me sugieren que virtualmente puedo encontrarme con amigos, tener sexo y seguro que incluiría despedir un familiar querido (velatorio), como si todo esto fuera lo mismo que verse, emocionarse, mirarse y desearse.

Me pregunto ¿si no cumplo el aislamiento qué pasa? ¿Me llevan presa? ¿y después qué? ¿me dejan libre?; yo no estaría cumpliendo penas de un juicio.

Durante años escuché y me convencieron de que debía ser una mujer empoderada y ahora no puedo decidir cómo vivir (con los cuidados necesarios) y, en todo caso, morir, pero feliz y no en absoluta soledad.

Sr. Presidente, por favor déjeme elegir qué quiero, como los gobernantes, funcionarios, policías, médicos, cajeros de súper y tanta otra gente, ponerme el barbijo y trabajar, ver a mis hijos, a mis nietos, cantarle feliz cumpleaños al cumpleañero, caminar por la calle de mi barrio y tantas otras cosas que son la vida.

Gracias Sr Presidente…”, cierra Cristina Guida en su escrito, que también destinó al gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof y al intendente de Pilar, Federico Achával.

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