BUENOS AIRES - La mayoría de los adolescentes creen toda la información que buscan por internet, no la analizan con espíritu crítico y no se interesan por buscar distintas fuentes para comparar datos y cuestionarlos, además de no saber discriminar si esa información es publicitaria o proviene de otro espacio.

Fueron algunas de las conclusiones que arrojó una nueva investigación sobre los comportamientos y competencias de los jóvenes en internet, realizada por el Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom) en el marco de la campaña Los chicos y las pantallas.

Internet: 80% de los adolescentes confían en la primera información que encuentra

El 80% de los chicos que requiere información se queda con el primer resultado que les arroja el buscador sin diferenciar ni analizar la procedencia de la información. Y el mismo porcentaje no compara entre diferentes sitios para contrastar o enriquecer esos datos.

El estudio, que se realizó sobre un universo de 350 adolescentes de la Ciudad de Buenos Aires, también reveló que consideran que una página es confiable porque no tiene errores de ortografía, está bien escrita y contiene muchas cifras.

Las cifras sorprenden. Pero más asombroso es aún que esta fotografía se replica en otros lugares del mundo.

Un informe de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, señaló que el 80% de los adolescentes creen en todo lo que leen en internet y un porcentaje similar no sabe discriminar entre publicidad e información.

En el Reino Unido, en tanto, un reporte del regulador de las telecomunicaciones de ese país, la OFCON, llegó a resultados similares. Y si bien sólo el 50% de los chicos cree en todo lo que encuentra en internet la argumentación para darle entidad es que "si Google la incluyó es verdadera".

Los porcentajes de adolescentes con capacidad crítica para discriminar entre publicidad e información es bajísima, en la comparación internacional.

El informe del Enacom, liderado por Roxana Morduchowicz, señaló que sólo el 2% de los alumnos secundarios saben diferenciar la información relevante en la que se puede confiar de la que no lo es, y que el porcentaje de capacidad crítica de este grupo se encuentra en Corea del Sur donde el 5% de los adolescentes puede cuestionar lo que encuentra en la web.

Una de las conclusiones más fuertes que arrojó el informe fue que en todos los países estudiados los adolescentes tienen dificultades para distinguir entre las fuentes de las que provienen sus búsquedas. No saben diferenciar entre información y publicidad y tampoco distinguen entre distintas intencionalidades.

En la mayoría de los países creen en todo lo que encuentran en la web y las redes sociales son su principal fuente de información. Suelen compartir los contenidos que les envían sus contactos porque confían en ellos y en todos los países hay preocupación por la falta de espíritu crítico con la que abordan sus búsquedas.

En ese sentido, el reporte también señaló que la alfabetización en el siglo XXI debe promover competencias vinculadas con el ingreso a la sociedad del conocimiento.

Por eso, los desafíos que se plantean en la escuela apuntan a estimular la búsqueda de información, a seleccionarla, analizarla, compararla, evaluarla, tomar decisiones, crear nuevos contenidos y comunicarlos.

Estos obstáculos que deben superarse responden a que "a los chicos no se les enseña a rastrear información en Internet y los colegios tampoco fomentan estas búsquedas porque siguen priorizando los datos concretos, y no el análisis y la investigación", indicó Morduchowicz.

Por esa razón, insistió en la necesidad de que los adultos intervengan y ayuden este proceso porque, más allá de que a los padres les cueste más descargar una aplicación o entender cómo funciona determinado servicio, sí tienen criterio de selección y de discriminación de la información con que se encuentran.

Fuente: iProfesional

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