RAWSON - En sus fundamentos, la diputada sostiene que en diversas localidades de la provincia se desarrollan cada vez con mayor frecuencia (algunas son incluso permanentes y regulares) y con mayor número de participantes y de público asistente, carreras de perros, de las cuales sus organizadores se distribuyen las ganancias que se obtienen producto de las apuestas de los concurrentes. En las mismas se juega mucho dinero de manera ilegal y sin tributar impuestos.

Hernández indicó que son varios los municipios que se han pronunciado en contra de este tipo de abusos, mediante ordenanzas municipales, prohibiendo la corrida de perros, cualquiera sea su raza y agregó que en la provincia de Buenos Aires existe una Ley (la N° 12.449) que prohíbe el uso de perros tanto para carreras como para la caza de otros animales, también en la provincia de Santa Fe se aprobó un proyecto de ley para prohibir las carreras de perros y sancionar con arresto y multas a aquellos que la incumplan, “el principal argumento que sustenta ese proyecto es la crueldad y maltrato que reciben los galgos, que son drogados, castigados y estimulados con descargas eléctricas, pasan la mayor parte del tiempo en jaulas y se les permite salir sólo para entrenar, competir o hacer sus necesidades”.

CRUELDAD HACIA LOS GALGOS

Indicó que los galgos se han convertido en el símbolo de la impune tortura de animales y de la grave indiferencia de los distintos gobiernos respecto de las leyes de protección animal, “los galgos son perros tranquilos, hogareños y buenos compañeros de los niños. Pero también son grandes velocistas, lo que les convierten en canes codiciados por los cazadores y por quienes apuestan de manera ilegal en las carreras de galgos. Negligencias, abandonos, tenencia irresponsable, hembras que viven en condiciones higiénico-sanitarias inadecuadas y paren de manera descontrolada, espectáculos violentos con animales o actos de crueldad manifiesta, son algunas de las situaciones sistemáticamente denunciadas por organizaciones de defensa de los animales. En repetidas ocasiones los galgos son encontrados severamente golpeados, quemados vivos, rociados con ácido, tirados en pozos, atados en cuevas y abandonados (una vez que no son “útiles” para la competencia o la caza) con importantes secuelas renales, neurológicas y motrices, fracturas y desnutrición, colgados o torturados de distintas formas”.

Hernández relató que entre las prácticas de entrenamiento, frecuentemente se utilizan conejos y otros animales pequeños que los entrenadores utilizan como carnada para hacer correr y simular carreras. A los perros se les permite atrapar y destrozar a los animales capturados. Asimismo en los referidos canódromos no se realizan controles antidoping, propiciando el uso de drogas y estimulantes para que los perros corran más rápido. La estimulación aumenta la potencia de los perros que va en detrimento de su salud.

MALTRATO

El uso muy extendido de broncodilatadores hacen que el corazón bombee con más potencia para que corran más rápido, acorta la vida de los galgos. Recordó que la estimulación de los animales mediante drogas para aumentar su rendimiento es calificada como “Maltrato” por el Art. 2 de la Ley 14.346 de “Protección a los animales contra actos de crueldad y malos tratos”. Sin embargo, y a pesar de las reiteradas denuncias y quejas formuladas por parte de entidades y ciudadanos, esta situación se continúa repitiendo sin aplicarse soluciones efectivas a este problema. En muchos casos los galgos reciben estimulación eléctrica, castigos con látigos, pasan la mayor parte del tiempo en jaulas y se les permite salir solo para entrenar, competir o hacer las necesidades. Cuanto mayor es el negocio mayor la crueldad, y menor el respeto hacia la vida del animal.

Fuente: Jornada

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