El abogado Jorge Echelini, que representa a un grupo de ex obreros de la fábrica textil Guilfod, dijo hoy que los tiempos de la justicia “no son los que los trabajadores necesitan y que uno quisiera imprimirle”, en referencia a las demoras para poder proceder al remate de la planta de km.8, el único bien disponible que aún queda para rematar y buscar que los ex operarios puedan cobrar sus indemnizaciones.

“Se avanzó hasta donde pudimos, con lo que logramos recuperar de la venta de máquinas, que se hizo a un costo menor al esperado, después de 4 años de inactividad y porque estaban impactadas por el vandalismo, porque han entrado a la planta no menos de 8 veces y si bien hoy siguen entrando, ya no hay más nada para sacar”, precisó el especialista en derecho laboral, en diálogo con Actualidad 2.0.

Tras el cierre de la fábrica, el 24 de septiembre de 2016, en el marco de un proceso de quiebra, más de 300 obreros quedaron a la deriva, iniciando juicios laborales en los que sólo algunos pudieron acceder hasta ahora al cobro de una parte de la indemnización, mientras se espera el remate del edificio para distribuir entre quienes esperan aún el cobro de ese crédito laboral.

“Se pudo vender y cobrar parcialmente algunos juicios, pero l amayoría fue sobre la planta y esperamos llegar al remate, pero esto tienen serias dificultades por los trámites que conlleva y porque la justicia tampoco ayuda –cuestionó Echelini-, con los giros burocráticos en exceso, que hacen que esto se vuelve impeditivo”.

Al mismo tiempo, indicó, “los bienes son finitos y no crecen, lo que se vende alcanza para cobrar y cuando se acaben los bienes, no quedará más nada para cobrar”.

Remar en dulce de leche

El abogado explicó además que sólo queda la planta de km. 8 para tratar de vender y distribuir lo que se obtenga entre las familias de la fábrica, ya que la planta de barrio Industrial fue vendida por la empresa antes de la quiebra, por lo que quedó por fuera del proceso en el que hoy se apunta a recuperar las indemnizaciones adeudadas.

“Hay trabajadores que aún no pudieron cobrar nada, salvo por un fondo solidario que formaron sus propiso compañeros, para asistir a los que no les tocaba en este turno en juicio. La mayoría hizo la demanda sobre la planta, que es lo único que no se puede romper y llevar, pero hoy tiene un valor en el mercado que si no se asegura, no va a alcanzar para el pago. Tenemos un mercado inmobiliario muy deprimido en la ciudad, como para sacar un valor que asegure el cobro de los juicios. Hay trabajadores con otro abogado y hasta donde sé, tampoco han podido cobrar aún”.

Echelini también reconoció que no se puede dar una fecha sobre el posible remate, debido a la infinidad de trámites que deben realizarse. “Hay temas no sólo impositivos, sino también otros como el título de propiedad, que no estaba y estuvimos buscando hasta encontrar una fotocopia, que no sirve y ahora debemos buscar el original, pero puede tardar entre seis y ocho meses. Es como remar en dulce de leche en nuestra provincia”, lamentó. 

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