Amor, empatía, ayuda, son palabras que Martina Sosa repite a lo largo de la entrevista y cuando nombra a su madre, la oncóloga Maribel Luteral. “Martu”, como la conocen sus amigos, tiene solo 19 años, estudia medicina y decidió ponerse en el lugar del otro, y donó su pelo para que se convierta en una peluca oncológica. 

Según contó en una entrevista con ADNSUR, la idea de donar surgió en las últimas semanas, aprovechando que estaba de vacaciones de invierno en Rada Tilly; la ciudad donde creció luego que llegó a junto a su familia de Buenos Aires. 

En una de las tantas charlas con su mamá, ella le comentó de una chica que trabajaba en su equipo recibía donaciones de pelo, que luego eran entregadas al grupo “Una sonrisa en tu cabeza”. Le contó que era una actividad muy linda y que cada vez más chicas se sumaban. Martina no dudó y quiso hacer su parte. 

“Mi mamá me había contado todo lo que estaban haciendo, que era muy lindo, que mucha gente se estaba sumando”, dijo a ADNSUR al ser consultada sobre cómo surgió todo. “Yo tenía el pelo re largo, por la cintura más o menos, y pensé que sería un acto muy solidario donarlo. Entonces, me fui a cortar el pelo y se lo fuimos a dejar a Leticia para que pueda acercarlo al grupo”

Martina asegura que siempre tuvo el pelo largo, pero “nunca lo había tenido tan corto como ahora”. Aún así, siente que “valió la pena, porque ahora alguien más va a estar feliz con ese pelo”, dice con orgullo.

Martina junto a su madre y su hermano, quien recientemente se graduó de médico.
Martina junto a su madre y su hermano, quien recientemente se graduó de médico.

La joven sabe de qué se trata el cáncer. Desde chica, por la especialidad de su madre, estuvo cerca de los pacientes, tanto en el consultorio como en su casa. En su mente, recuerda cada vez sonaba el teléfono de su mamá por una consulta. La respuesta de ella con mucha paciencia y amor, y lo que significaba: ayudar a quien la está pasando mal.

“Es algo a lo que desde chiquita estoy acostumbrada”, dice con emoción. “Siempre fue muy normal para mi. Era cotidiano estar al lado de mi mamá, y siempre supe que ella estaba haciendo lo mejor para que todos sus pacientes estén bien. La llamaban, hablaba por teléfono con sus pacientes y los trataba con mucho amor. Siempre estuve rodeada de eso, entonces la medicina para mi es ayudar a que el otro se sienta mejor, apoyarlo, tener empatía. Siento que es una carrera muy humana y creo que por eso también estoy estudiándola; admiro mucho a mi mamá y me encantaría ser como ella”, dice sin tapujos. 

Por el momento Martina no sabe qué especialidad seguirá. Asegura que todavía es muy temprano para pensar en eso. En su caso, comenzó la carrera el año pasado en la Universidad Favaloro. Sin embargo, por la pandemia, la cursaba no fue para nada normal. 

Este año, por suerte, tuvieron algunas prácticas y eso la hizo volver a Buenos Aires. Por esa razón, aprovechando las vacaciones de invierno volvió al sur a ver a su familia, y sin querer terminó participando de esta gran actividad solidaria.

Así le quedó el pelo a Martina tras el corte para donar su cabello.
Así le quedó el pelo a Martina tras el corte para donar su cabello.

En total donó más de 20 centímetros de pelo, algo que la pone contenta, pero no por una cuestión ególatra, sino porque es la mejor forma de multiplicar y que más mujeres y hombres se animen a donar su pelo para sacarle una sonrisa a otros, tal como pudo ver en carne propia. Es que al enterarse, algunas conocidas, enseguida comenzaron a preguntarle cómo podían hacer para sumarse.

“Muchos amigos me preguntaban ¿Cómo era?, ¿si todos podíamos hacerlo?''. Y sí, todos pueden, ayuda a mucha gente, así que el que quiere puede hacerlo porque para quien está enfermo de cáncer perder el cabello es lo más difícil. Hay mujeres que no quieren usar peluca, pero otras sí, por eso me parece que es fundamental que haya una organización que haga pelucas para todos aquellos que la necesiten”, dice con orgullo y agradecimiento. 

TAN IMPORTANTE COMO EL PELO

Quién está detrás de toda movida junto a una "Sonrisa para tu Cabeza" es Leticia Espinoza, la chica de la que habla Luteral y a quien Martina le donó su pelo. 

Ella es acompañante terapéutica y asesora de imagen, y trabaja en el equipo médico de CABIN. Se encarga de acompañar al paciente oncológico desde que inicia su tratamiento hasta cuando lo termina y es un paciente en control. 

En este caso ella es intermediaria entre quienes donan pelo y la organización que realiza las pelucas.

Al otro lado del teléfono se la escucha contenta. No solo por la donación de Martina, sino porque cada vez más personas se suman a donar. “Es una cosa impresionante”, dice a ADNSUR.

“Esto fue cómo que se armó solo, no fue que dije dónenme el pelo, sino que me empezaron a llamar por lo que publicaba en las redes y hoy por día recibo unos siete llamados por día”. 

Cuenta Leticia que al principio las donaciones eran solo de Comodoro, pero ahora le mandan pelo de Buenos Aires, Catamarca, Córdoba, Misiones; todo gracias a la influencia de redes sociales. 

En el último tiempo se incrementaron tanto las donaciones que incluso puso puntos específicos de donación. Así, quien quiera donar pelo, como Martina, puede ir al peluquero, pedirle que lo corte para donación y luego llevarlo a alguno de los puntos de entrega: Malabia en Comodoro y Rada Tilly, Pablo Ortega, y Moody.

“Es algo increíble y hermoso”, asegura con una sonrisa en la voz. “Es muy necesario el pelo; es el primer factor de preocupación para el paciente. Muchos te dicen no puedo creer que yo esté preocupada por mi pelo cuando tengo cáncer, pero es así, y el acompañamiento hace que el paciente pase el tratamiento de una forma completamente distinta. Entonces es una buena forma de ayudar. Por suerte cada vez más gente colabora”, sentencia, invitando a hombres y mujeres a sumarse a esta hermosa iniciativa que encabeza "Una Sonrisa en tu cabeza".

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