Encuentro inédito en la cordillera: un turista se cruzó con un extraño animal en pleno sendero
Un turista registró el avistamiento de un pudú en el sendero de Puerto Blest, dentro del Parque Nacional Nahuel Huapi
Un turista que recorría el sendero de Puerto Blest, en Bariloche, filmó a un pudú, el ciervo más pequeño del mundo y una especie en peligro de extinción. Las imágenes fueron difundidas por El Diario Nuevo Día y rápidamente generaron asombro entre especialistas y amantes de la naturaleza.
El avistamiento ocurrió en plena jornada de trekking, cuando el visitante se topó con este escurridizo animal en uno de los tramos del Parque Nacional Nahuel Huapi. Pudo grabarlo en video sin perturbarlo, logrando captar imágenes únicas de este animal silvestre en su hábitat natural.
Una especie en peligro y muy difícil de ver
El pudú es una especie de cérvido nativa de la zona andino-patagónica. Mide entre 36 y 41 centímetros de altura y pesa entre 7 y 10 kilos, lo que lo convierte en el ciervo más pequeño del planeta. Su cuerpo es compacto, con pelaje pardo oscuro y una cola corta. Los machos presentan cuernos pequeños, mientras que las hembras no tienen.
En Argentina, su presencia se concentra en el suroeste de Neuquén, Río Negro, Chubut y hasta el suroeste de Santa Cruz. Se lo ha identificado en áreas protegidas como los Parques Nacionales Nahuel Huapi, Lanín y Lago Puelo.
Un animal tímidamente boscoso
El pudú habita en los bosques densos y húmedos, y solo se aventura a terrenos abiertos en busca de alimento. Es solitario o vive en pequeños grupos familiares. Su andar por la vegetación forma senderos bajos, similares a túneles naturales. Es más activo durante el amanecer y el anochecer, y cuando se ve amenazado, tiende a aplastarse contra el suelo para pasar desapercibido. En caso de ser perseguido por perros, se defiende a coces.
La reproducción del pudú es también peculiar: tras una gestación de unos 200 días, la hembra construye un nido con hojas donde suele dar a luz a una sola cría, que nace con manchas blancas en el lomo y los muslos, las cuales desaparecen a los tres meses.
