“Hay gente que restaura autos, hay gente que restaura motos, y bueno, hay un grupo bastante grande en el mundo que nos gusta restaurar aviones”, dice Sebastián Jelusic, un instructor de vuelo y piloto privado de Comodoro Rivadavia, que hace 10 años comenzó a reconstruir un avión experimental; aeroplano que podría volar este año y que construye en su propia casa, en la zona de Chacras del Faro.

El piloto que vive hace 22 años en Comodoro y construye en su propia casa un avión como el de Casimiro Slapeliz

Sebastián es técnico aeronáutico y licenciado en Organización Industrial. Nació en Buenos Aires, pero hace 22 años llegó a Comodoro Rivadavia, donde pudo desarrollar esa pasión que había quedado trunca cuando era un adolescente.

Es que siempre le gustó la aviación, desde chico, y por impulso propio. Sin embargo, cuando era adolescente la situación económica familiar y del país le impidió continuar su carrera en la disciplina y tuvo que ir por otro lado. Así, cuando terminó la secundaria en Quilmes, en la escuela de técnicos aeronáuticos, decidió estudiar licenciatura en Organización Industrial en la UTN de Buenos Aires. 

“La aviación siempre me gustó, desde chico”, recuerda. “Es una pasión genuina, no heredada, pero de chico cuando muchos sueñan con hacer una carrera aeronáutica, la económica del país y familiar no era buena, así que no pude seguir, pero finalmente luego de estar instalado un par de años en Comodoro, tuve la oportunidad de hacer el curso de piloto privado en el Aeroclub Comodoro. Luego tuve la posibilidad de tener durante varios años el taller de mantenimiento de aviones, y eso me hizo volar mucho con los vuelos de pruebas, ir a buscar aviones, y finalmente pude ser piloto comercial e instructor de vuelo”. 

DE AVELLANEDA A COMODORO

Sebastián es un apasionado de la aviación y el destino quiso que termine sumergido en lo que es su lugar en el mundo. Oriundo de Avellaneda, en 1999 dejó Buenos Aires para trabajar en un proyecto en Bahía Blanca. Allí estuvo un par de años, hasta que un día surgió la posibilidad de venir a Comodoro Rivadavia, aquella tierra petrolera llena de oportunidades en su rubro. 

La idea lo tentó. De alguna forma era cumplir lo que siempre dijo cuando era chico, en aquellos viajes a Sierra Grande en los que acompañaba a su papá a hacer la inspección de los cargamentos de hierro para luego seguir de vacaciones. “Cuando sea grande voy a vivir en la Patagonia”.

Así, Sebastián llegó a la tierra de Próspero Palazzo y donde alguna vez pasó Antoine de Saint-Exupéry y donde iba continuar su aventura aeronáutica.

Era el año 2000, y poco a poco, mientras desarrollaba su carrera profesional también comenzaba a crecer en el aire

Como cuenta, luego de estar instalado un par de años en la ciudad tuvo la oportunidad de hacer el curso de piloto privado en el Aeroclub Comodoro, y quedar a cargo del taller de mantenimiento de aviones de la institución. Así, Seba se terminó convirtiendo en piloto comercial e instructor de vuelo, y hace 10 años, se propuso ir un poquito más allá y armar su propio avión experimental. 

Para hacerlo eligió una nave con un sentimiento muy patagónico, el Luscombe 8 que alguna vez utilizó Casimiro Slapeliz, uno de los pioneros de la aviación regional y de Sarmiento. 

“Siempre me llamó la atención la robustez que tenía el avión y sobre todo el diseño estructural, porque fue una gran innovación en el diseño de aviones. Lucumbe 8 fue el primer avión enteramente de aluminio, con una estructura monocasco, autoportante desde el punto de vista estructural, y de alguna manera marcó una tendencia de lo que luego fueron las estructuras de los aviones monomotor, entonces quise rearmarlo, porque además era el avión que usaba Casimiro, uno de los precursores de la aviación en la Patagonia cuando los vientos no eran como ahora”, dice al respecto.

El avión experimental podría volar antes de fin de año.
El avión experimental podría volar antes de fin de año.

Para Seba armar el avión es un desafío y “un sueño hecho realidad”. Es que como dice “podría haberle pedido a un montón de gente amiga que lo arme y podría haber estado en vuelo hace muchos años atrás, pero lo quiero armar yo, ese es el desafío, porque el sueño completo es poder armarlo uno mismo”.

“Este es el primer avión experimental que armo con una restauración completa, porque estaba completamente desarmado. Para que te des una idea, el fuselaje era color aluminio y estaba apoyado con una gomas en el suelo. Así que tuve que ir revisando pieza por pieza, primero empezando a ver que estén en buenas condiciones y armando. Hay muchos componentes que se pudieron conseguir nuevos a pesar de los años y hoy ya estamos en la etapa final, esperando las alas, para traerlas y ensamblarlas. Pero de alguna manera junta piezas de tres aviones distintos, más piezas que tuve que traer de Estados Unidos, algunos repuestos del motor de Inglaterra, porque si bien es un avión experimental, y lo estamos construyendo en esa categoría, la idea es conservar la mayor cantidad posible de piezas originales. Solamente le estoy metiendo tecnología en lo que es instrumentación porqué del año 47 a ahora las cosas cambiaron, entonces tiene tecnología en el motor con encendido electrónico, inyección electrónica que es lo que hoy en día se empieza a usar en aviación, pero estéticamente nadie notaría la diferencia porque va a conservar la forma y las partes del avión original, diseñado en el año 40”.

El piloto que vive hace 22 años en Comodoro y construye en su propia casa un avión como el de Casimiro Slapeliz

El avión es un biplaza, tiene comando por bastón y 100 caballos de potencia. Vuela a unos 100 nudos de velocidad, y tiene una autonomía de 6 horas que le permitirá volar por toda la Patagonia.

Por estos días, su construcción continúa en la casa de Sebastián, en Chacras del Faro, donde tiene su propio hangar y una pista de aterrizaje, como quien tiene el auto guardado en el garage y la salida a la calle.

Se trata de un concepto muy desarrollado en Estados Unidos y que tiene varios adeptos en diferentes ciudades de Argentina. 

En Comodoro cerca de 10 personas por estos días construyen sus propios aviones experimentales, cumpliendo con las exigencias establecidas: deben fabricar, ensamblar o diseñar más del 51% del avión y la nave debe ser certificada por la autoridad aeronáutica.

“Es una categoría que está creciendo mucho en los últimos 10 años, y en Estados Unidos nació como armado en garage. Pero está creciendo mucho porque al que le gustan los fierros le permite meter mano. En cambio la aviación certificada cada vez que necesita entrar a un taller debe hacerlo a uno homologado. La aviación experimental tiene ese espíritu. Y está bueno, porque en casa estamos más cómodos; tenemos el hangar y a su vez el aeródromo. Así que el día que esté terminado, o cuando empecemos con las primeras pruebas, abriremos el hangar y lo sacaremos a pista”, dice con orgullo.

Sebastián admite que para quienes vuelan “tener la pista y vivir en un aero country, un barrio que tenga aeródromo es un sueño hecho realidad”, y en su caso poder “reconstruir la aeronave también”.

Sebastián junto al avión experimental y el faro de fondo.
Sebastián junto al avión experimental y el faro de fondo.

El sueño del aero country nació hace 7 años, en la zona del Faro de Caleta Córdova, donde fue uno de los impulsores. Se trata de más de 114 lotes, 14 de ellos con salida a pista, todos de grandes dimensiones, alejados de los vecinos y con ciertas condiciones: no tienen muros y deben respetar la vegetación autóctona. 

El loteo cuenta con una pista STOL (Short Take-Off and Landing) de despegue y aterrizaje cortos, una nueva categoría de aeródromos en el mundo, que en Argentina está solo en dos ciudades del país, y una es Comodoro. 

Como dice Sebastián parece un portaaviones, por su ubicación en la meseta y su salida directa al mar, sin obstáculos más allá de los 520 metros de pista y el diámetro de seguridad. 

En 2021 la pista fue habilitada por ANAC y desde entonces es utilizada por los cuatro pobladores que viven en el barrio, allí donde Seba sueña con hacer volar su propio avión, un hito que quedará marcado en la historia de la aviación local, ya que será el primer avión reconstruido en una casa de Comodoro que tomará aire directamente desde la pista de su hogar, como quien sale del garaje pero en este caso al cielo.  

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