COMODORO RIVADAVIA (Por Ana Tronfi / Editora responsable ADNSUR) – Netflix tiene joyitas. Pondría a “El mecanismo” en la lista. La serie que despertó la ira de expresidentes, empresarios, políticos y ciudadanos por el vapuleo a algunos encumbrados liderazgos;  relata la historia en Brasil de unos tenaces investigadores y su lucha por poner luz para desmantelar un entramado de corrupción, en donde cada eslabón se reconoce en un lugar de poder.

En esta historia hay muertes y "crímenes" con una víctima en común: la reputación de los que, de a uno, quedan atrapados en las garras de una investigación cuyo efecto dominó salpica al poder de turno.

La serie tiene dos aspectos interesantes. El primero, contar cómo cada  integrante de la red justifica su supervivencia desde la función que cumple. Hay un rol para cada uno, un código no escrito, una tarea a seguir de acuerdo a la jerarquía en la cadena de mando. La segunda: ningún miembro del andamiaje montado – que incluye desde tráfico de influencias hasta coimas y sobres cerrados pegados abajo de la ropa de chicas de la noche- se siente responsable de las consecuencias de su accionar. Como si fuera otra cara de la impunidad.

La corrupción no es el síntoma. Es la enfermedad", sentencia una voz en off.

Chubut transita por estas semanas una investigación digna de un libreto de tevé. “El embrujo” –el operativo que desentraña una madeja de negociados y lavado en la provincia, cuyas consecuencias podrían derivar en un guión para alimentar cuatro temporadas-  pone en escena una realidad que supera a cualquier ficción.

Vale un breve repaso. La punta del ovillo es Diego Correa, el exsecretario privado y mano derecha del exgobernador Mario Das Neves. Un sobre "anónimo" que el año pasado dejó en la Legislatura la exesposa despechada de un funcionario dasnevista documenta las transacciones comerciales de Correa durante el temporal en Comodoro, con la compra a precios exorbitantes de insumos destinados a la supuesta asistencia de los evacuados. Los mismos que -por cierto- tenían en aquellas dramáticas horas hasta tres metros de barro en sus casas.

La lista de sospechados de participar de esta red incluyó en los primeros días a Diego Luther, la empleada judicial Natalia Mc Leod, Juan Carlos Ramón, Daniela Souza y Sandro Figueroa.  Hoy están presos, imputados por asociación ilícita, negociaciones incompatibles con la función pública, administración fraudulenta y enriquecimiento ilícito.

El Embrujo: la serie que a Netflix le gustaría rodar en Chubut
Las facturas del temporal fueron solo la primera prueba del manual de "El mecanismo",

La investigación de la Unidad Anticorrupción calcula que Correa recaudaba entre 7 y 10 millones de pesos mensuales robados al Estado provincial.  ¿Y de dónde salía la plata? La mayor parte, de retornos de la obra pública. Es decir, de licitaciones promovidas y controladas por el propio Estado.

Los fondos obtenidos como resultado de las coimas se lavaban, según la investigación,  a través de empresas fantasmas como Dual Core, Sepat y Mezeta Consulting.

En esta última figuraba Federico Gatica, cuyo estudio fue allanado y tiene como socio al contador General de la provincia. Gatica se ocupaba de comprar inmuebles, casas o impulsar construcciones para ingresar la plata de las coimas al mercado sin generar sospechas. Tanto Correa como Gatica –dos piezas claves en la investigación- permanecen con prisión preventiva por 6 meses en una comisaría de Trelew.

Los fiscales confirmaron que Correa se quedaba con al menos un millón en el bolsillo. Y si queríamos mantener la expectativa para lo que apenas sería la segunda temporada, se encontró hasta una planilla Excel donde consta el reparto de la plata con nombres, días, meses, montos y años. Allí aparecen funcionarios actuales de varias áreas recibiendo su parte.

Los personajes en en escena estaban asociados, según los fiscales, “para tapar y blanquear las maniobras que se hacían con los dineros públicos”-, en una operatoria que incluía asiduas visitas a Casa de Gobierno en Rawson.

¿Hasta dónde nos llevará el hilo? Esta historia no solo promete sino que además está lejos de quedar separada del convulsionado clima político de la provincia.  Fuera del innegable legítimo reclamo de los trabajadores estatales –afectados por sueldos congelados y pago desdoblado- los incidentes en Rawson que terminaron con la muerte de un policía debido a un paro cardíaco enrarecen un clima funcional a los que preferirían ver al actual Gobierno caerse a pedazos.

Al gobernador Mariano Arcioni se le pueden criticar muchas cosas, excepto obstruir la investigación. Llegó a la gobernación tras la muerte de Das Neves y traccionado por su partido político, Chubut Somos Todos. Es justamente el corazón de ChuSoTo el que cruje a partir de las derivaciones de la causa de corrupción mas escandalosa que se haya registrado en esta provincia.

Es evidente que a Arcioni no le quedan aliados dentro de aquella estructura. Lo dejaron en claro los diputados de ChuSoTo en la Legislatura, que la semana pasada se aliaron con los opositores para reformar una Ley de Emergencia Económica. Impusieron allí límites al decreto que restringe el uso de horas cátedras y horas guardias, entre otras disposiciones, abriendo la puerta otra vez al déficit mensual que jaquea las cuentas públicas.

La medida generó otro tembladeral en el actual gobierno, políticamente débil e inmerso en una cruzada para definir su rumbo. Alguien quiere que a Arcioni, ahora golpeado por la legalidad, le vaya mal. Le queda, eso sí, una última carta: la legitimidad que podría otorgarle la ciudadanía si ésta decide sumarle intolerancia, además de al pago escalonado de sueldos y a la no apertura de paritarias,  a los evidentes mecanismos de la corrupción enquistados en el Estado.

Volvamos a la causa que es desvelo de políticos, empresarios y funcionarios chubutenses. ¿Cuáles serán los alcances de la investigación? ¿Quiénes son los nombres incluidos en las listas y que analizan los fiscales de “El embrujo”?

Harán falta jueces “sin pachorra” para desentrañar un "modus operandi" cuya visualización no registra antecedentes en la provincia.  Y una ciudadanía dispuesta a legitimar a los que deciden asumir la responsabilidad que les cabe y no dar un paso al costado para esquivar el escándalo o la cárcel de su entorno cercano.

En este y cualquier contexto, nada peor que la pérdida de la capacidad de crítica en la sociedad, en una cultura que pretende poner la emoción por sobre los hechos de la realidad.

Capaz que un día entendamos que la corrupción es un sistema de engranajes aceitados, de silencios compartidos. Una asesina a sueldo preparada para matar. El asfalto se rompe, las escuelas no se construyen y los hospitales se caen a pedazos porque millones quedan en el camino y nunca llegan a su verdadero destino.

Antes de que me olvide: vale la pena ver “El mecanismo”. La corrupción tiene método. Nombres y apellidos, aunque éstos hieran nuestra percepción de la realidad salpicando liderazgos y “santos” vivos.  O muertos. Puede que algún guionista se inspire y aterrice en Chubut. Quien sabe: si está en la tele, por ahí le creemos.

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