CAPITAL FEDERAL - ¿Cuándo estacionar en una ciudad no es un dolor de cabeza? Prácticamente nunca. Es por eso que la ciencia, una vez más, llega para iluminarnos con respuestas en medio un escenario tan oscuro y lleno de incertidumbre, como es el de encontrar lugar para dejar el auto en la calle.

Un estudio publicado en la revista especializada Journal of Statistical Mechanics por el físico ruso Paul Krapivsky y su colega canadiense Sidney Redner promete despejar algunas dudas en el arduo arte estacionar sobre el cordón.

Si bien los resultados no resuelven el problema de fondo, que es la falta de espacio, sí enseñan cuál es la manera más eficaz de comportarnos mientras buscamos el lugar en función de ahorrar tiempo.

Los autores son dos prestigiosos físicos que residen en Estados Unidos. Krapivsky es investigador de la Boston University y miembro de la Sociedad Americana de Física. Redner es investigador del Santa Fe Institute y anteriormente fue el jefe del departamento de Física de la Boston University.

En su trabajo, plantearon lo que se llama un problema de optimización. Su hipótesis: ¿Es mejor estacionar lejos del lugar al que vamos, donde es más fácil encontrar un espacio aunque haya que caminar más, o intentar hallar lugar cerca del objetivo arriesgándonos a que sea más difícil conseguirlo?

En función a cómo cada persona responde a esta pregunta, los científicos identificaron tres tipos de conductores: "sumisos", "optimistas" y "prudentes".

Los primeros son aquellos que estacionan en el primer espacio que encuentran, sin importar si está cerca o lejos de donde van. "No pierden tiempo en buscar lugar", explican los físicos.

Los de la segunda categoría, por el contrario, son los "grandes apostadores", que se la juegan a que habrá lugar cerca de la entrada, por lo que se acercan al objetivo y, si no hay lugar, empiezan a alejarse en búsqueda del primer hueco vacante.

Los "prudentes", por último, están a mitad de camino entre los dos grupos anteriores. Tal como indican Krapivsky y Redner, son los que no estacionan en el primer lugar disponible, sino que apuestan a que habrá otro aún más cerca. Y, en caso de no hallarlo, no dudan en retroceder hasta donde hubiera dejado el auto uno de los "mansos" en primera instancia.

Según el estudio, la estrategia más eficiente es la de los "prudentes" porque, a fin de cuentas, es la manera en la que los conductores desperdician menos tiempo. En el otro extremo, la peor es la de los "mansos", ya que suelen demorar mucho, una vez que estacionan, mientras caminan hacia el objetivo.

Aunque pueda parecer simplemente un asunto de sentido común, los autores usaron modelos matemáticos y tuvieron que aplicar múltiples técnicas para comprobarlo científicamente: por ejemplo, lo compararon con procedimientos que se dan a nivel de las células. 

Redner reconoce que el asunto tiene una complejidad profunda y que es menos sencillo de lo que parece trazar una relación directa entre el estudio matemático y el mundo real, dado que hay que tener en cuenta una gran cantidad de variables que son difíciles de medir, como la gran cantidad de escenarios posibles.

Sin embargo, el experto señala que al "vivir en una sociedad abarrotada", donde el tránsito y los espacios para estacionar están colmados, "mirar el fenómeno con los ojos correctos puede servir para mejorar algo".

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