LONDRES - La Maratón de Londres atrae anualmente a milles de corredores de todo el mundo. Un grupo importante de ellos, atletas de elite, se esfuerzan por superar sus mejores marcas. Pero lo emblemático de esta carrera son los corredores que recorren los 42,12 km de trazado por las calles de la capital británica en coloridos disfraces.

Vestidos como Batman, Spiderman, payasos, teléfonos, robots, o lo que su imaginación dicte, participan del evento levantando la bandera de alguna institución benéfica o causa social.

Según cuenta la BBC, un grupo de ocho personas de un canal televisivo se apuntó a la maratón para concientizar sobre la demencia, otros lo hacen para recaudar fondos, un par para marcar algún récord, y muchos por diversión. En tanto, Thomas Rice corrió  como tributo a su hijo, que murió de cáncer el año pasado. "Niños y cáncer son palabras que nunca deberían ir juntas", dijo antes de comentar que su esposa había entrado en labores de parto ese mismo día.

Aunque todos muy llamativos, el que más concentró la atención del público fue el Big Ben, un participante que recorrio las 26,2 millas de esta competencia disfrazado como la icónica torre del reloj de Londres. Claro que no calculó la altura a la que estaría colocada la línea de meta al diseñar su disfraz, y debió ser ayudado para traspasarla.

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