Avanza en Comodoro la producción de aceite de oliva de identidad local con características especiales
Con la cosecha iniciada en espacios públicos y la participación de productores privados, la ciudad da un paso firme hacia la diversificación productiva con la elaboración de aceite de oliva de identidad patagónica.
La cosecha 2025 de olivos en Comodoro Rivadavia ya está en marcha y representa mucho más que la recolección de frutos: es el inicio de un proyecto que apuesta a diversificar la matriz productiva de la ciudad y generar nuevas oportunidades de inversión local.
La temporada comenzó en dos espacios públicos clave, el Parque Saavedra y la Curva del Papa, pero en las próximas semanas se sumarán alrededor de 20 productores privados.
Estos aportarán su producción a un circuito que culminará con la extracción de aceite de oliva extra virgen con sello comodorense.
El proyecto contempla el procesamiento de aceitunas en una nueva almazara instalada en la Sala de Elaboración local, con capacidad para moler hasta 50 kilos por hora.
Sobre el tema, presidente de la Agencia Comodoro Conocimiento, Rubén Zárate, destacó que “este es un paso estratégico en la generación de nuevas inversiones basadas en la identidad territorial, que se benefician además del alto precio del aceite de oliva con denominación de origen patagónico. Estamos construyendo capacidades técnicas y comunitarias que permiten que Comodoro no solo produzca, sino que transforme sus propios recursos”.
La incorporación de esta tecnología no solo asegura un producto final de alta calidad, sino que también democratiza el acceso de pequeños y medianos productores a procesos de valor agregado, permitiéndoles participar activamente de toda la cadena productiva.
El impulso económico detrás de la iniciativa es claro: el aceite de oliva, especialmente aquel que cuenta con denominaciones de origen patagónicas, alcanza precios elevados en mercados nacionales e internacionales.
Además, su producción se realiza en superficies relativamente pequeñas, lo que favorece su viabilidad para emprendimientos familiares o de mediana escala.
A nivel técnico, el proyecto incluye un riguroso control de calidad, mediante análisis físico-químicos y organolépticos que evaluarán la acidez, el aroma, la textura, el color y otros parámetros esenciales del aceite. Estos estudios también permitirán avanzar en la identificación genética de los varietales de olivo que mejor se adaptan al clima patagónico, abriendo la puerta a futuros programas de mejora productiva.
La responsable del Programa de Seguridad Alimentaria, Daniela Bayo, destacó que este proceso garantiza no solo la calidad del producto final, sino también la trazabilidad del mismo, un requisito cada vez más valorado en los mercados de alimentos premium. "Cualquier vecino o vecina que cultive olivos puede ahora transformar su esfuerzo en un producto competitivo, con respaldo técnico y sanitario", afirmó.
El interés generado ya traspasó las fronteras de la ciudad: productores de otras localidades de Chubut comenzaron a solicitar el uso de la almazara y la incorporación a los protocolos de calidad, lo que abre perspectivas para el fortalecimiento de una red provincial de pequeños olivicultores.
En este contexto, Comodoro Rivadavia avanza hacia un modelo de desarrollo que combina identidad territorial, producción sustentable y agregado de valor, transformando sus recursos naturales en oportunidades concretas para el crecimiento económico local y regional. La cosecha de olivos no solo simboliza un paso hacia la diversificación, sino que también siembra las bases de una nueva matriz productiva de cara al futuro.
