A 15 años de la desaparición de Madeleine McCann, la pequeña niña británica que fue vista por última vez en la casa que sus padres habían alquilado en Praia Da Luz, Portugal, poco ha avanzado la investigación.

El caso que conmocionó al mundo ocurrió el 3 de mayo de 2007 por la noche, en la penúltima jornada en la que la familia iba a estar en el resort Ocean Club, hacia donde habían viajado junto a un grupo de amigos. Como era cosumbre de la familia, después de pasar la tarde con sus hijos -Madeleine y su hermano- los acostaron y, mientras dormían, se dirigieron al restaurante que se encontraba a pocos mentros del departamento en el que se quedaban, y desde donde podían vigilar el lugar.

Cuando el reloj marcaba cinco minutos para las 22, Kate se levantó de la mesa y se dirigió hacia el edificio para verificar que todo estuviera bien. Sin embargo, al llegar observó que la ventana del dormitorio de los chicos estaba abierta y Maddie, como se la conocía, no estaba en su cama ni en ningún otro lado. A partir de allí comenzó la pesadilla que cumple hoy una década y media.

Una campaña sin precedentes se inició para dar con la joven, e incluso se ofreció una importante recompensa que contó con la colaboración de la autora de Harry Potter, J.K. Rowling, el magnate del pop Simon Cowell y el empresario Richard Branson, entre otros.

Cuatro sospechosos fueron descartados por falta de pruebas tras una investigación que costó más de 15 millones de dólares, que incluso tuvo en la mira a los padres de Madeleine y que estuvo a punto de cerrarse hasta la aparición de un nuevo nombre: Christian Brueckner.

Brueckner, un ciudadano alemán que vivió entre 1995 y 2007 en el Algarve, estuvo en el Ocean Club la noche que Maddie desapareció, y su presencia allí fue verificada por los datos de su teléfono celular.

Actualmente en prisión en Kiel, al norte de su país de origen, el hombre, a quien se conoce como “un psicópata carismático y un narcisista manipulador”, se encuentra detenido por por abusos sexuales, agresiones físicas, robos y delitos menores.

En 2007 había sido interrogado por la policía portuguesa, a pocas horas de la desaparición, pero no se lo pudo acusar por falta de pruebas, ya que hasta ese momento no había cometido ninguno de los delitos que lo llevaron a la cárcel.

Sin embargo, en abril de 2021 las autoridades pidieron a Alemania la autorización para interrogarlo por segunda vez. 

“Aunque la posibilidad sea mínima, no perdemos la esperanza de que Madeleine esté todavía viva y podamos reunirnos con ella”, escribieron tras conocer esta noticia sus padres, en el sitio web donde actualizan el día a día de la búsqueda con la ilusión de poder resolver, tras 15 años y de una vez por todas, el caso que conmocionó al mundo.

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