20 años de misterio: La desaparición de Sonia Toro en Comodoro Rivadavia
Su padre, Juan, y su hermana, Marina, siguen esperando una respuesta que les permita saber qué fue lo que pasó con Sonia aquel martes 17 de mayo de 2005.
Sonia Toro llegó a Comodoro Rivadavia desde Bahía Blanca, junto a su pareja y sus hijas de 8 y 13 años. Como tantas otras familias, buscaban en la ciudad petrolera una oportunidad para empezar de nuevo y darles un mejor porvenir a sus pequeñas.
Luego de una separación, Sonia se instaló con sus hijas en un tráiler y comenzó a emprender como vendedora en busca de salir adelante con ellas. El 17 de mayo de 2005, la mujer de 35 años dejó a sus hijas en la puerta del colegio y debía pasar por una panadería para retirar la torta del cumpleaños de la más chica, que iba a festejar ese día, pero nunca llegó.
20 AÑOS DE TRISTEZA Y SIN RESPUESTAS
Desde entonces, han pasado 20 años de silencio, de incertidumbre, de ausencia. Su familia, que nunca dejó de buscarla, sigue esperando una pista, una señal, una respuesta que les permita saber qué fue lo que pasó con Sonia aquel martes de otoño.
Su papá, Juan Toro, de 85 años y quien desde hace 5 años lucha contra una complicada enfermedad, no deja un día sin pensar en Sonia. "No puede desaparecer así porque sí. A mí me queda poco, pero siempre voy a tener la esperanza de saber qué pasó. Nunca pensé que a 20 años no iba a tener novedad sobre el paradero de mi hija", dijo en diálogo con La Nueva de Bahía Blanca.
La hija mayor de la mujer la llamó ese día al ver que no llegaba a buscar a su teléfono. Alguien atendió y luego cortó. Ese celular se encontró dentro del Ford Galaxy de Sonia, que apareció totalmente quemado en una cantera en km 8, sobre las 13.
A primera hora de la mañana siguiente, y cuando debía contar con custodia policial, el tráiler en el cual vivían ella y sus hijas, luego de la separación, también fue prendido fuego.
Las sospechas en un momento apuntaron a su exmarido y a una pareja ocasional de este, vecina de Sonia, pero ambos declararon ser inocentes y nunca hubo pruebas en esa dirección.
“YO NO GUARDO NINGUNA ESPERANZA”
Marina, hermana mayor de Sonia, cuestionó la investigación ya que nunca hubo nada concreto sobre lo que pasó con ella. Su logró que viajara un equipo de la policía Científica de Bahía Blanca, aunque las pruebas que recolectaron -increíblemente- “desaparecieron”.
"Habían encontrado botones, pelos y algunas poquitas cosas que se rescataron de adentro del auto de mi hermana, pero la fiscalía en Comodoro perdió todo el material. Cuando pedimos que se volviera a peritar, nos dijeron que ya no estaba", sostuvo.
Y agregó que en el fondo de la casa de la última pareja de Sonia, se encontró un bidón de nafta. "Lo llamaron a declarar una sola vez y nunca más lo citaron. Nos decían que no había pruebas en su contra, pero ese bidón estaba oculto. Nunca se imputó a nadie, más allá de las sospechas", agregó.
"Para mí lo de mi hermana no fue trata, lo de ella está todo enterrado en Comodoro", afirmó y descartó rotundamente que se haya ido por su propia voluntad "porque no las dejaba ni a sol ni a sombra".
“Siempre fue una mina con mucha pila, laburante, yendo y viniendo, siempre muy alegre y si tenía algún problema nunca lo manifestaba, no le pasaba los problemas a otros. Yo no guardo ninguna esperanza porque, conociendo a mi hermana, y suponiendo que se haya ido porque se había separado o quería estar sola o estaba depresiva, sé que hubiera vuelto a buscar a sus hijas”, manifestó.
"Nosotros tenemos las puertas abiertas para quien quiera contarnos algo, aún hoy. Algún testimonio o dato, aunque sea de manera anónima. Seguimos esperando saber qué pasó", concluyó.
