Un video de una cámara de seguridad dejó aterrados a los padres de tres nenes. El hecho involucró a un cajón de bloques Lego. Con el monitoreo constante de la habitación de sus hijos, Keira, la madrastra de los chicos, decidió ir a ver qué pasaba tras escuchar un fuerte estruendo.

La mujer se despertó asustada luego de escuchar un fuerte golpe en la habitación de sus hijos. Desde su habitación, y sin salir de la cama, la mujer los retó: desde allí creyó que los pequeños estaban jugando en vez de dormir.

Se levantó, caminó hasta el cuarto contiguo y descubrió en el suelo la caja de juguetes que había provocado el ruido. Al darse cuenta de que no habían sido sus hijos, revisó las cámaras de seguridad para entender qué había ocurrido

El video en cuestión mostró el momento exacto en el que una caja de bloques para armar, ubicada sobre un mueble al lado de la cama en la que descansaban sus hijos, cayó al suelo de manera repentina.

En las imágenes se ve que uno de los niños escucha el golpe y decide cubrirse con la manta que lo tapaba. La mujer, que halló las piezas esparcidas por toda la habitación, quedó completamente asustada.

"No lo toqué, lo prometo": Escuchó un ruido, culpó a sus hijos y quedó paralizada cuando revisó las cámaras

Tras viralizarse este video, Keira Henricksen en diálogo con Ladbible, dio más detalles sobre una escena donde se involucra la aparición de una actividad paranormal en Estados Unidos.  “Eran alrededor de las 8 de la noche. Los niños se acababan de ir a la cama y se estaban quedando dormidos. Estaba en mi habitación y escuché un ruido extremadamente fuerte, así que entré y el Lego estaba en todas partes”.

Y, en esa misma línea, ahondó en su idea de que los chicos estaban haciendo travesuras en vez de dormir. “Pensé que los niños lo habían derribado. Imaginé que estaban jugando a escondidas durante la noche”, continuó.

Al empezar a profundizar sobre el asunto, esta mujer, oriunda de Utah, reconstruyó el diálogo que mantuvo con David, uno de los chicos que se alcanza a ver por las cámaras que siente el ruido y se tapa de inmediato: “Me enojé con él y le pregunté qué estaba haciendo porque era hora de acostarse. Me aseguró que no había hecho nada. Dijo: ‘No lo toqué, lo prometo’”.

“Tenemos las cámaras para vigilar a los niños. Lo volví a ver porque no quería culparlos si no eran ellos. En mi mente, pensé que eran 100 por ciento ellos, pero me di cuenta de que no lo eran”, completó Keira, quien vivió un momento de mucha incertidumbre.

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