La noche del sábado 7 de junio en Playa Unión podría haber terminado en tragedia para una familia de Rawson. Pero Martina Costanzo, cadete de la Escuela de Bomberos Voluntarios, demostró que la formación va más allá de los ejercicios teóricos: salvó la vida de su hermano de 6 años, quien se atragantó durante la cena.

Con los labios morados y la desesperación de su madre, Martina actuó con la frialdad de una profesional: aplicó la maniobra de Heimlich que aprendió en sus prácticas en la Escuela de Cadetes de los Bomberos Voluntarios de Rawson.

Los chicos aprenden maniobras de Primeros Auxilios y RCP con la supervisión permanente de los Oficiales a cargo.
Los chicos aprenden maniobras de Primeros Auxilios y RCP con la supervisión permanente de los Oficiales a cargo.

“Vi que se ponía cianótico... Mi mamá quería correr al hospital, pero no íbamos a llegar a tiempo”, relató la joven en diálogo con ADNSUR.

En segundos, lo tomó por detrás, presionó su diafragma y logró que expulsara el alimento

"Permanentemente hacemos esas prácticas de RCP con los bomberos, nunca imaginé que iba a usar esos conocimientos en mi propia casa", valoró.

Desde pequeña, Martina sentía admiración por los Bomberos Voluntarios. Sin antecedentes familiares, su vocación nació de un genuino interés personal.

Los jóvenes (de 12 a 17 años) se reúnen los sábados de 10 a 13 hs en el cuartel de Bomberos. Sus prácticas las hacen en el interior o en otros ámbitos externos.
Los jóvenes (de 12 a 17 años) se reúnen los sábados de 10 a 13 hs en el cuartel de Bomberos. Sus prácticas las hacen en el interior o en otros ámbitos externos.

“Siempre fue algo que quise; desde chiquita me gustó la idea de poder hacerlo”, reconoció. Con tres años en la Escuela de Cadetes de Rawson, se convirtió en un ejemplo de entrega y compromiso.

Cada sábado, de 10 a 13 h, Martina asiste al cuartel, donde la camaradería y el compañerismo son tan importantes como el aprendizaje técnico. “Lo que más me gusta es el grupo, los amigos que se hacen en el camino”, afirmó.

 Su familia, especialmente sus padres, son pilares fundamentales para apoyar su decisión y celebrar los logros que tuvo una consecuencia directa en sus vidas.

EL VALOR DE LA FORMACIÓN

El Oficial Ayudante Claudio Carrazza, instructor de la Escuela de Cadetes, explicó que los jóvenes de 12 a 17 años reciben capacitación en rescate vehicular, incendios, primeros auxilios y trabajo en equipo con ejercicios y actividades que están adaptadas a sus edades.

 "Martina es un ejemplo de cómo la formación se internaliza. No solo memorizan técnicas; las hacen propias", subrayó.

En esta misma línea, la Cabo Noelia Sánchez, encargada de acompañar a los cadetes, reveló que el programa incluye actividades físicas con uniformes y simulacros realistas

"No es sólo enseñar; es moldear el carácter. Martina demostró que, incluso bajo presión, mantuvo la calma", afirmó.

La escuela está abierta a toda la comunidad y se adecúa a los nuevos integrantes, sin importar su nivel previo. “El grupo los absorbe y se va adaptando gradualmente a lo largo del año”, explica.

La inscripción es voluntaria y gratuita. La institución provee la indumentaria y los materiales necesarios.

Los tres principios de la formación son la ejercitación concreta para sus tareas específicas, la promoción del trabajo en equipo y el seguimiento de sus trayectorias escolares.
Los tres principios de la formación son la ejercitación concreta para sus tareas específicas, la promoción del trabajo en equipo y el seguimiento de sus trayectorias escolares.

La institución fomenta la integración con otras escuelas de cadetes y ha participado en encuentros nacionales para permitir que los jóvenes compartan experiencias y aprendizajes con sus pares de otras provincias.

Estos encuentros fortalecen el sentido de pertenencia y la vocación de servicio.

EL APOYO DE LA FAMILIA Y LOS VALORES QUE SE INCULCAN

Martina es la primera en su familia en seguir esta vocación. Sus padres, orgullosos, la respaldaron desde el inicio. "Siempre admiré a los bomberos. Cuando entré, entendí que era mi lugar", dijo la joven, quien combina sus estudios secundarios con los sábados en el cuartel.

Carrazza destacó que la escuela exige buen rendimiento académico y valores como la solidaridad. "Si un cadete desaprueba, no lo echamos; lo ayudamos. Queremos ciudadanos comprometidos", enfatizó.

Para Martina, el episodio con su hermano reafirmó su vocación. "Ahora sé que esto es mi futuro. Quiero seguir capacitándome para ayudar a más gente", proyectó.

Para este tipo de tareas es fundamental el respeto mutuo, la división de roles y el compromiso individual porque el equipo depende de cada uno.
Para este tipo de tareas es fundamental el respeto mutuo, la división de roles y el compromiso individual porque el equipo depende de cada uno.

"Ojalá más jóvenes se sumen. Esto no es sólo uniforme; es disciplina, corazón y ganas de servir", reflexionó Martina.

 La escuela, que actualmente tiene 14 cadetes, se propone incorporar a nuevos integrantes.

La intervención de Martina Costanzo es un testimonio vivo del valor de la formación en la Escuela de Cadetes de los Bomberos Voluntarios de Rawson. 

Su historia demuestra que el aprendizaje, la vocación de servicio y el trabajo en equipo pueden marcar la diferencia en los momentos más críticos para inspirar a otros jóvenes a sumarse a este apasionante camino de entrega y solidaridad.

La Escuela de Cadetes de Bomberos Voluntarios de Rawson en acción. Se salvan vidas con estos conocimientos.
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