Un indigante hecho sucedió en un edificio del barrio General Paz de la Ciudad de Córdoba. Mauricio, un inquilino, denunció a la Administración de su edificio luego de que lo multaran por asistir a un perro de la calle. 

El joven regresó de un viaje y se encontró con varios mensajes en el grupo de los vecinos sobre un perro callejero que se había “instalado” en la puerta del mismo. 

“¡Hola vecinos! No sé si ya vieron, hay un perro callejero en el ingreso externo del edificio, acostado pegado a la puerta de vidrio y le han puesto agua y alimento balanceado. Hay que saltar por encima de todo eso para poder entrar, está lleno de moscas. Muy desagradable. ¿Qué se podrá hacer?”, manifestaba el mensaje.

Lejos de aceptarlo, el joven tomó la decisión de ayudar al can ya que “nadie tomaba cartas en el asunto”. Cuando llegó a la puerta, alguien ya le había dejado agua y comida en un tarro afuera del edificio.

A los días, el denunciante recibió la factura de las expensas de su departamento y se dio con que debía pagar una multa de 20 mil pesos por “dejar un tarro con alimento y agua a un perro en el palier del edificio”. Además le aclararon que “afectaba la estética del lugar”, decía en el comunicado.

En su descargo con el medio antes mencionado, Mauricio mostró su enojo con el accionar de la administración del edificio. “Me multaron solo a mí y éramos un montón de vecinos”, dijo tras ser intimado al Doce Tv.

"Afecta la estética": Un hombre sufrió una multa por ayudar a un perro que vive en la puerta del edificio

Al respecto, agregó: “¡Un poco de corazón che! Más con un ser completamente indefenso y abatido como ese perrito que ningún daño estaba haciendo, sino que nos queda. Fue una acción consensuada entre muchos de los vecinos y de alguna manera quedé yo expuesto como ‘la imagen’ y el promotor y nada que ver.”

FINAL FELIZ

El día que Mauricio ayudó al perro, el veterinario les dijo que el animal estaba al borde de sufrir un golpe de calor, tenía infección en sus oídos y estaba en un estado de abandono total. Por eso, junto a los vecinos, decidieron darle una correcta atención médica.

Una vez medicado, el perro quedó en la vereda del edificio mientras hacían lo posible por encontrarle un lugar para que pueda quedarse. “No le estábamos haciendo una cucha, ni tratando de que se quedara a vivir en el edificio, ni hacerlo entrar, ni nada por el estilo, solo darle su medicación”, dijo Mauricio.

Unos días después, el animal amaneció en la Legislatura y pudo tener un final feliz. Lo adoptó un refugio gracias a una abogada que trabaja ahí.

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