Ávila: "Hemos construido una paz social en la decadencia" que provocó "el avance de Vaca Muerta"
Fueron las palabras del líder del sindicato petrolero de Chubut, Jorge Ávila, durante el evento “Energía Chubut 2050”. En este marco, Ávila pidió inversiones, exploración de uranio y apoyo al nuevo modelo productivo impulsado por el gobierno de Ignacio Torres. “La paz social no nació en la bonanza, la construimos peleando en medio del retroceso”, afirmó.
Jorge “Loma” Ávila, secretario general del Sindicato del Petróleo y Gas Privado del Chubut, lanzó una frase que condensó años de lucha gremial: “Hemos construido una paz social en la decadencia”. Lo dijo durante su participación en el foro Energía Chubut 2050, donde compartió escenario con empresarios, funcionarios nacionales y el gobernador Ignacio Torres.
“Cuando nace Vaca Muerta, allá por 2010, nosotros ya empezábamos a sentir el golpe. Empezamos a perder gente, a cerrar pozos, a vender activos, y a partir de ahí fue cuesta arriba. Nos tocó pelear con todo para sostener un modelo de actividad. No había expansión, había retroceso. Pero aun así logramos mantener la paz social”, explicó Ávila, aludiendo a una situación estructural que puso a la Cuenca del Golfo San Jorge en desventaja frente al auge del no convencional en Neuquén.
“Confiamos en el proyecto de Chubut”
Ávila aprovechó su exposición para respaldar el modelo productivo que impulsa el gobierno provincial. “Este camino comenzó el 25 de mayo, cuando firmamos el acuerdo de paz social. Pero también nace con este proyecto que presentó el gobernador, que es una oportunidad real de revitalizar una cuenca madura. Nosotros apostamos a eso: a que el empresario acompañe, a que las empresas inviertan, y a que los trabajadores vuelvan a recuperar el empleo que perdieron”, señaló.
El dirigente enfatizó la necesidad de “consolidar un proyecto verdadero de Chubut”, con una mirada integradora entre el Estado, los sindicatos y las empresas. “Nuestra responsabilidad es garantizar esa paz social. Y lo hacemos desde 2012 con firmeza, con paritarias claras y con diálogo cara a cara. No es fácil discutir paz en un contexto de caída de precios, inflación en dólares y poca actividad. Pero lo seguimos haciendo, porque es una condición necesaria para discutir lo que viene”, subrayó.
“Perdimos una empresa de más de 100 años”
Uno de los momentos más crudos del discurso de Ávila fue cuando enumeró los golpes que sufrió la provincia en los últimos años: “Primero fue la venta del petróleo. Después la venta de YPF, una empresa que llevaba más de cien años en la provincia. Todo eso nos debilitó, nos quitó soberanía operativa, nos sacó herramientas para sostener el empleo”.
Sin embargo, lejos de aferrarse al lamento, el sindicalista llamó a asumir una actitud propositiva. “Entendemos que el cambio que busca el gobernador hay que acompañarlo. Si no somos parte de ese cambio, no vamos a lograr que las empresas vuelvan a invertir ni que los trabajadores lleguen a jubilarse en la industria. Tenemos que garantizar ese equilibrio, porque sin inversión no hay empleo”, afirmó.
El uranio como herramienta de trabajo
Una de las definiciones más controvertidas del discurso de Ávila fue su defensa explícita de la exploración de uranio en Chubut. “Tenemos oportunidades grandísimas, hasta con el uranio, si lo queremos buscar. No es una carrera perdida. No le sirve al Chubut tener el uranio escondido mientras nuestra gente está sin trabajo. Le sirve si podemos sacarlo, reinvertirlo y convertirlo en una pieza fundamental de desarrollo”, argumentó.
Consciente de la resistencia que despierta la minería en la provincia, Ávila fue directo: “Le guste o no al resto de los chubutenses, hoy necesitamos herramientas de laburo para salir del problema. Y el uranio puede ser una de ellas. El no convencional también es un sueño, pero lleva tiempo. Mientras tanto, tenemos que equilibrar la balanza, y esta es una oportunidad que no podemos dejar pasar”.
“Todo dirigente debe pensar en su gente”
Para cerrar, Ávila dejó una reflexión: “Todo dirigente político debe pensar en lo mejor para su ciudad, para su provincia. Y nosotros, como dirigentes gremiales, tenemos que pensar cómo solucionar el problema de los desocupados. Eso se logra con materia prima que genere trabajo. Y para eso hay que invertir, arriesgar, explorar y pelear”.
Su mensaje no fue solo gremial, sino profundamente político: un llamado a abandonar la pasividad, romper los tabúes y poner la energía al servicio del empleo. Porque, como dijo en el cierre, “la paz social no se construye con discursos: se construye con trabajo y con dignidad”.
