RAWSON (Por Pablo Vernazza / Especial para ADNSUR) - Lo que esta semana vivió la gestión de Mariano Arcioni con un nuevo fracaso legislativo es lo que se llama tropezar dos veces con la misma piedra. Un mes y medio después de aquella sesión del 9 de enero, en la que pretendió avanzar con el Pacto Fiscal y la Ley de Emergencia Económica sin haber logrado los consensos previos -que dio como resultado el envío de todos los temas a comisión-, el último jueves volvió a intentar el tratamiento de los mismos temas sin haber logrado apoyo de la oposición y obtuvo idéntico resultado: esta vez ni siquiera logró el quórum mínimo, con apenas 7 diputados cuando necesitaba 14 para sesionar.

Muchos se preguntan por qué el apuro de buscar una sesión extraordinaria a los ponchazos cuando faltan apenas dos semanas para las primeras sesiones ordinarias del 6 y 8 de marzo. Hay una explicación del gobierno, y es que la demora desfinancia a la provincia, que necesita el Pacto Fiscal para dejar de perder ingresos coparticipables y la emergencia para refinanciar su deuda y poder pagar con un bono a los proveedores. A estas razones, desde la oposición responden que hasta el 31 de marzo hay tiempo para aprobar el acuerdo entre Arcioni y el presidente Mauricio Macri, y que nada cambiará si se aprueba antes.

En los pasillos se escuchó otra explicación sobre el apuro por sesionar: esta versión sostiene que ante el receso veraniego y las vacaciones que mantenían a varios diputados paseando lejos de la Rawson, los “arquitectos políticos” del Ejecutivo que rodean al gobernador, lo convencieron de que ante la imposibilidad de llegar al número mágico de 14 votos –la mayoría simple del total- se podía llegar a una mayoría mínima de 11 o 12 votos (siempre sumando a Cambiemos y a la diputada Torres Otarola) que quizás alcanzara para la sanción sobre un total de 22 o 23 diputados.

Un grosero error de cálculo que infló los votos propios y que además no tuvo en cuenta que para que eso funcionara dependía de que el quórum lo diera la oposición. Cuando se cayó en la cuenta de que 4 de los 5 bloques que concurrieron a la Comisión de Receso (que dicho sea de paso, es cierto no puede rechazar una convocatoria a extraordinaria porque es una facultad del gobernador) no estaban dispuestos a asistir, se llamó al bloque oficialista a una reunión en Casa de Gobierno el miércoles por la tarde. Allí se acordó concurrir al día siguiente con los legisladores propios luego de que Rafael Cambareri –operador político y mano derecha del gobernador- asegurara que los otros 7 votos iban a estar presentes, merced a un “compromiso” asumido desde el FPV. El resultado fue otro papelón del gobierno el jueves a las 15 horas, con la foto de una Legislatura desierta y apenas un puñado de diputados del oficialismo que se preguntaban en voz alta para que todos escuchen “¿dónde están los otros 7 que nos prometieron ayer?”

PÉRDIDA DE ALIADOS

Esto sumado a la sesión del 9 de enero, muestra que desde noviembre pasado, cuando Arcioni se hizo cargo del Ejecutivo, y especialmente desde que el ministro Coordinador Sergio Mammarelli asumió como principal operador político de la gestión, el oficialismo lo único que hizo fue ir perdiendo en tres meses los aliados legislativos que se habían logrado conseguir a duras penas en los dos años de Mario Das Neves. Sin que esto signifique un juicio de valor, el análisis objetivo muestra que las gestiones de Jerónimo García habían logrado una mayoría en temas delicados, logrando fracturar el bloque del PJ-FPV que había sufrido la salida de 6 diputados (2 al bloque Convergencia de Di Filippo, 3 al Frente de Agrupaciones de Mac Karthy y la solitaria Torres Otarola).

Este escenario, sumado a acuerdos parciales con Cambiemos, le permitían hasta el año pasado al dasnevismo lograr una mayoría que no era automática, sino que había que trabajarla caso por caso, pero que contaba con voluntades “aliadas” que estaban dispuestas a negociar. Si uno observa las reacciones del gobernador Arcioni en los últimos días, tratando de “nefasto” y “extorsionador” al diputado Di Filippo, y de “caraduras” e “irresponsables” a todos los opositores, atacando especialmente a la diputada “Mac Karthy”, es decir Florencia Papaiani, ve que la relación con estos dos bloques que representan 5 votos está en su peor momento.

Quizás la reacción del gobernador esté justificada, aunque hay operadores en el medio que llevan y traen, y a veces los intermediarios no ayudan. Pero más allá de eso, el análisis político marca que el gobierno necesita aliados, porque tiene un número propio que no le permite avanzar en absolutamente nada de manera solitaria. Más aún, ese número propio debería ser de 8, pero en realidad hasta aquí parecen ser 7, porque el diputado petrolero Mario Mansilla no aparece por la Legislatura desde diciembre y no se empeña en mostrar ningún compromiso con la gestión. Incluso hay quienes dicen que esa falta de compromiso podría llegar a convertirse en un voto en contra si se hace aún más fuerte la relación del gobierno con el titular de Petroleros Privados, Jorge “Loma” Ávila.

ASEGURAR LA GOBERNABILIDAD

Entonces es de suponer que si el gobierno decidió “romper” con sus aliados recientes, debe tener un plan para obtener nuevos aliados que le permitan asegurar una mínima “gobernabilidad”, tema del que tanto se empezó a hablar en los últimos días. Y ese nuevo aliado para Arcioni tiene nombre y apellido: es Carlos Linares, intendente de Comodoro Rivadavia. No hay que ser muy sagaz para darse cuenta del acercamiento entre ambos que se dio en los últimos días, las reuniones, los elogios mutuos, y especialmente el apoyo público que el intendente comodorense dio al gobernador por el fracaso de la sesión, cuestionando a los diputados de su partido.

Tras otro fracaso en Legislatura, buscan nuevos aliados en el FPV
podría arrimar 5 nuevos votos al gobierno en la Cámara de Diputados. parece que en el último tiempo Linares entendió que le puede ir mejor con Arcioni que sin él. Que si no es Arcioni será Jerónimo García, o peor aún, Cambiemos.

Y hay quienes dicen que otra razón podría acercar más las posiciones, y es la necesidad que va a tener el municipio de Comodoro Rivadavia de una aprobación del Ministerio de Economía de la provincia ante un nuevo endeudamiento que apruebe el Concejo Deliberante. Si Linares pretende seguir haciendo política, va a depender del Ejecutivo Provincial, y si es así, mejor que la decisión este en manos de un gobernador comodorense.

Así las cosas, la cuestión es cuántos votos puede asegurar Linares para la “gobernabilidad” en la Cámara de Diputados. Esta semana terminó con una decepción, porque en el gobierno entienden que el intendente “vendió humo” al afirmar que para el jueves iba a haber votos que finalmente no estuvieron. Evidentemente hace falta algo más para convencer a los legisladores, y en el oficialismo creen que una prenda de cambio podría ser el puesto del secretario habilitado de la Cámara, que hoy pertenece al macarthysmo. Hay que recordar que poco más de un año atrás, un acuerdo entre Chusoto, Cambiemos y los diputados de Mac Karthy, le sacaron los dos secretarios legislativos al FPV y se los repartieron entre los radicales y el Frente Peronista. Ese tipo de acuerdos parece estar hoy en veremos si es que el oficialismo entiende que esos dos bloques no están cumpliendo con su parte.

La pregunta que surge es ¿qué votos podría aportar una gestión política de Linares en la Legislatura?; y las conjeturas hablan de tres comodorenses como Viviana Navarro, Gustavo Fita y David González, más la cordillerana Cecilia Torres Otarola, a los que hay que sumar al petrolero Carlos Gómez, muy cercano a Jorge Ávila. Y los oficialistas más audaces se animan a preguntar si Arcioni va a permitir que Néstor Di Pierro siga contando con su puesto en YPF cuando ni siquiera puede asegurar el voto de su ex chofer y amigo incondicional, Sergio Brúscoli.

Las opciones que se abren son varias y el gobierno parece tener delante un camino que va de la mano de la habilidad para negociar, y no de los manotazos de ahogado que buscan las cosas por la fuerza, como las versiones que se echaron a rodar este viernes, de sacar los temas pendientes por decreto de necesidad y urgencia. Sería un grosero error de Arcioni tomar ese camino, que en el caso del Pacto Fiscal no sirve para nada, porque lo que necesita es una aprobación o rechazo legislativo a algo que él ya firmó, y en el caso del resto de las leyes, debe ser tratado 5 días después por la Cámara y ser ratificado por dos tercios del total de sus miembros, es decir, 18 votos. Mal camino elegiría un gobierno que no es capaz de obtener 14 votos si va por todo y luego necesita conseguir nada menos que 18.

En medio de este volátil y complejo panorama, Arcioni debe concurrir esta semana (en principio sería el viernes 2) a dar su primer mensaje de apertura de sesiones ante una Cámara de Diputados que le es claramente adversa. Es de esperar que su mensaje busque apelar a la responsabilidad institucional de cada legislador, pidiendo trabajar juntos para sacar adelante una provincia que está en estado crítico. Ya lo intentó en los últimos meses con este tipo de mensajes, y no tuvo éxito. En la oposición se quejan de que la falta de resultados obedece a la poca predisposición al diálogo y a la negociación por parte del gobierno, y apuntan especialmente a la figura de Mammarelli, quien hasta aquí no ha cosechado un solo amigo en la Cámara.

ECONOMÍA Y PAGO DE SUELDOS

La falta de acuerdo en las políticas para salir de la crisis ya se llevó puesto al ministro de Economía, Pablo Oca –un triunfo de Mammarelli en la interna del gobierno- y este lunes asumirá su reemplazante, Alejandro Garzonio. Los diputados esperan verlo cuanto antes para saber si coincide con el paquete de leyes que espera su aprobación, especialmente la nueva ley de emergencia, que busca pagar con un bono a proveedores, refinanciar la deuda y suspender el pago de subsidios al transporte público de pasajeros.

En medio de estas peleas de poder, está en duda el pago de sueldos en tiempo y forma, que es lo que al ciudadano de a pie, al empleado público y al comerciante, le interesa. La gente necesita que la provincia vuelva a la normalidad y quiere saber si el 5 de marzo van a empezar las clases, si seguirán atendiendo los hospitales, si continuará la inversión en obra pública. La dirigencia política dice estar preocupada por los mismos temas, pero en la práctica puede más la mirada en 2019 y la disputa por quién impone sus condiciones. La situación de la provincia exige de manera urgente una clase política que deje de lado sus intereses particulares y trabaje por el bien común. Ojalá, por el bien de todos, que de una vez por todas estén a la altura de las circunstancias.

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