El endeudamiento de Chubut alcanza casi el mismo valor que su presupuesto de recursos actual, o los ingresos por tres años si sólo se cuentan las regalías petroleras. Dicho de otro modo: si quisiera afrontar toda su deuda, la provincia debería paralizarse durante un año, sin siquiera encender la luz de una oficina pública, ni los calefactores de una escuela, ni la caldera de un hospital.

La imagen es de imposible cumplimiento, pero alcanza para generar una idea del grado de endeudamiento en el que se encuentra el Estado provincial. La deuda interna de Chubut asciende a 18.600 millones de pesos, entre préstamos del Estado nacional y la colocación de Letras del Tesoro. Si a esto se suman los 637,5 millones de dólares de deuda externa, el monto en pesos superaría hoy los 100.000 millones, contando además los intereses sobre esos instrumentos, aplicando sólo el tipo de cambio oficial.

Para tomar una referencia, vale recordar que el presupuesto provincial 2021, actualmente en ejecución, contempló recursos por 124.000 millones de pesos. Esto permite comparar la deuda actual con (prácticamente) un año completo de ingresos de la provincia. La comparación podría ser peor.

Por tratarse de una deuda mayormente en dólares, la proporción entre endeudamiento y recursos podría empeorar en los años sucesivos, de acuerdo con el ritmo de la devaluación del peso frente a la moneda norteamericana.

Deuda en pesos hasta 2023

Los datos sobre el nivel de deuda actual fueron parte de la respuesta que el Ministerio de Economía envió en la última semana hacia la Legislatura, ante un pedido de informes de la oposición.

Ministro de Economía de Chubut, Oscar Antonena.
Ministro de Economía de Chubut, Oscar Antonena.

En el detalle de endeudamiento se mencionan las sucesivas operaciones de colocación de Letras del Tesoro. En ese ítem, Chubut tiene deuda para responder por un total de 2.600 millones de pesos, por colocaciones que se hicieron entre el 15 de septiembre de 2020 y el 8 de abril último. Las tasas de interés variaron entre el 36 y 42 por ciento. Los vencimientos tendrán que afrontarse entre septiembre de este año y mayo del próximo. 

A esto debe sumarse los fondos obtenidos a través del Fondo Fiduciario para el Desarrollo Provincial, un instrumento financiero dispuesto por el Estado nacional.  En este caso, hay préstamos de octubre a diciembre del año pasado, por un total de 5.000 millones de pesos; en junio y julio, también de 2020, por otros 5.000 millones. Y se suman 1.400 millones tomados en noviembre de 2019, además de una serie de créditos de 2017, que totalizan 1.850 millones; y otros 600 millones de pesos en septiembre de 2019. 

En total, la deuda con Nación supera hoy los 16.000 millones de pesos. La ventaja en este caso es el bajo interés, que se refleja en cuotas mensuales de entre 190 y 56 millones de pesos, según las operatorias pendientes, que terminarán de cancelarse en diciembre de 2023.
En todos los casos, se trata de deudas tomadas para “la atención de necesidades financieras, garantizadas al igual que las Letras del Tesoro, con los fondos de Coparticipación Federal de Impuestos”, según explica la presentación de Economía.

Vale recordar que la mayoría de los fondos se utilizaron para el pago de salarios, lo que fue especialmente notorio con los 10.000 millones de pesos tomados el año pasado, además de las Letras colocadas a través de la ANSES en febrero último, que posibilitó el acuerdo con el gremio docente previo al inicio del ciclo escolar.

A todo el endeudamiento anterior podría sumarse un nuevo crédito de Nación, por otros 5.000 millones de pesos, con los que el gobierno apunta a cancelar la deuda de jubilados en sus rangos 3 y 4, es decir quienes cobran por encima de 90.000 pesos. 

Así, el problema comienza a definirse no sólo por la magnitud de la deuda, sino de la necesidad de tomar nuevos créditos sólo para cumplir con obligaciones corrientes. La asistencia financiera nacional implica otro reflejo, de cara a los trabajadores del Estado: una de las condiciones planteadas es no incrementar el gasto público, lo que implica el compromiso del gobierno provincial, ante sus pares de Nación, para no dar aumentos salariales durante este año. 

Deuda en dólares hasta 2030

A la deuda en pesos se suma lo inherente a los bonos en dólares. El BOCADE, cuyos vencimientos fueron reprogramados a fines del año pasado, tiene un saldo pendiente de 616,3 millones de dólares, según el detalle remitido por Economía hacia Legislatura. El BOPRO, que se tomó por 50 millones de dólares, tiene un saldo pendiente por 21,5 millones de dólares, que terminará de cancelarse en mayo de 2023.

Gobernador Mario Das Neves: al inicio de su tercer período, acompañado por Mariano Arcioni, se colocó el BOCADE, con apoyo de la Legislatura.
Gobernador Mario Das Neves: al inicio de su tercer período, acompañado por Mariano Arcioni, se colocó el BOCADE, con apoyo de la Legislatura.

Ambos bonos, colocados al inicio del tercer mandato de Mario Das Neves, en 2016, suman en la actualidad un saldo de 637,5 millones de dólares, lo que en una hipotética conversión para sacar “una foto” a la deuda actual, representaría hoy más de 63.700 millones de pesos. De allí que en aquel imaginario ejercicio de sumar toda la deuda en pesos, podríamos decir que prácticamente equivale a un presupuesto completo de la provincia, al menos con las variables económicas actuales.

El peso de la deuda en dólares es más contundente aún.  Si se considera que la tasa de interés para el BOCADE es de casi un 8 por ciento anual, al considerarse los años que restan para cancelar la deuda, extendida hasta 2030, significa que el capital a devolver se incrementaría cerca de un 70 por ciento.  

Otra comparación puede ayudar a comprender mejor el impacto de los intereses. Al concluir la década actual, la provincia habrá devuelto más de 1.000 millones de dólares por el bono colocado en 2016. Según el detalle enviado por Antonena a Legislatura, la deuda que se cancelará entre 2021 y 2030 asciende a 858 millones de dólares. A esto deben sumarse los más de 150 millones de dólares que, por intereses y parte de capital del BOCADE, la provincia ya canceló entre los años 2018 y 2020.

Ese monto equivale a la recaudación entera de regalías petroleras de la provincia durante 3 años, con precios “normales” de petróleo, en promedios de 60 dólares por barril. 

Desde el gobierno actual ensayarán una respuesta que no por repetida, termina de ser aceptada: “nosotros no tomamos los préstamos de estos bonos, pero estamos ordenando las cuentas para pagarlos”, suele repetirse. Y un agregado: “También los municipios se beneficiaron con el 15 por ciento del BOCADE, que son casi 100 millones de dólares, pero esa parte de la deuda también la asumió la provincia”. 


2023: los vencimientos que esperan al próximo gobierno

Para pagar su deuda, Chubut perderá 3 años completos de regalías


En el detalle enviado a Legislatura se observa también cómo incide el alivio financiero logrado para los próximos dos años, con la refinanciación de los vencimientos de bonos y el modo en que esos pagos volverán a crecer en 2023. 

Son “sólo” 58,5 millones de dólares a pagar durante este año, con vencimientos trimestrales por valores de 15 millones de dólares, frente a las cuotas de hasta 40 millones de dólares que se afrontaban el año pasado cada 3 meses. 

En 2022, el monto total a afrontar será de 85,8 millones de dólares, con vencimientos que subirán hasta los 21,5 millones de dólares por trimestre. Y a partir de 2023, la deuda volverá a impactar de lleno, con un monto a pagar ese año por 120 millones de dólares, en cuatro cuotas de 30 millones de dólares. 

En 2024, los pagos alcanzarán los 135,3 millones de dólares; en 2025, los 128 millones; en 2026, unos 120 millones; en 2027, unos 112; en 2028, comienza a “bajar” hasta 83 millones de dólares; para terminar 2029 con “sólo” 10 millones de dólares y en julio de 2030, con 4,7 millones de dólares.

El próximo gobierno provincial deberá lidiar con esos vencimientos, que retrotraen el recorte de ingresos a una situación parecida a la que se vivió en el año 2019, por no mencionar al 2020, que además de esta circunstancia estuvo signado por la parálisis de la pandemia. 

De este modo, la economía provincial atravesará casi toda la década en estado de “hibernación”. Es de esperar que al despertarse, no hayan nuevos bonos, de renovados préstamos para nada, esperándola para extender su condena. 

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