COMODORO RIVADAVIA (ADNSUR/Por Raúl Figueroa) - Sabido es que las elecciones primarias no garantizan resultados definitivos, pero aportan una tendencia que permite vislumbrar posibilidades y desafíos de cara a la elección definitiva del próximo 22 de octubre. En Chubut hay tres candidatos con más chances para quedarse con las dos bancas en juego para la Cámara de Diputados de la Nación, pero los cuatro partidos de izquierda totalizan algo más de 35.000 votos que, sumados a los casi 18.000 votos nulos y más de 7.800 votos blancos, conforman un terreno de algo más de 60.000 voluntades que no se expresó por ninguna de las alternativas mayoritarias.

En todo caso, los números del escrutinio final muestran una saludable oferta para las próximas elecciones, con una reaparición de partidos de izquierda que, aunque divididos en cuatro expresiones, lograron superar el umbral del 1,5% impuesto por el sistema electoral de las PASO. Así lo analiza la Lic. Analía Orr, directora del Departamento de Ciencia Política de la Universidad Nacional de la Patagonia en su trabajo para el Observatorio Electoral Argentino:

“Las PASO resolvieron la interna del FPV-PJ pero no lograron reducir la oferta general en tanto los 7 partidos que se presentaron obtuvieron más de 1,5% de votos y pasaron a las elecciones de octubre. En ese sentido, el crecimiento de los partidos de izquierda es uno de los datos distintivos del momento político. Si tomamos como referencia las PASO 2015 para Diputados Nacionales, en esa instancia sólo cuatro partidos pasaron el umbral: FPV-PJ, Chubut Somos Todos, Cambiemos y Movimiento Polo Social. En cambio, en las PASO del 13 de agosto, siete partidos lograron superar la barrera, entre ellos, El Partido del Obrero (3,6%), el Partido Socialista Auténtico (3,2%), el Movimiento Socialista de los Trabajadores (3%) y el Partido del Trabajo y del Pueblo (1,9%)”.

Foto: imagen ilustrativa

MOTIVACIONES: SIMPATÍA CON LOS MÁS CHICOS O ENOJO CON LOS MÁS GRANDES

Es difícil especular sobre la motivación de cada elector al momento de emitir su opinión en las urnas, pero entre las opiniones escuchadas tras la primera instancia, no son extrañas las expresiones de quienes reconocen acompañar en las PASO a alguno de los partidos más chicos para poder participar en octubre, pero que en esa ronda final otra será la decisión a la hora de definir cuál de los partidos mayoritarios llegará a la Cámara o, sobre todo, cuál de ellos podrá adjudicarse el triunfo.

De este modo, los partidos de izquierda afrontan el desafío de retener ese caudal de apoyos en la elección definitiva, que tal vez por ahora no alcanza para posicionarse como una alternativa expectante frente a las opciones mayoritarias, pero sí como canal de descontento frente a las expresiones más tradicionales en la provincia, con una interna peronista que ahora ha sumado al radicalismo como tercero en discordia.

VOTOS NULOS Y BLANCOS: ¿PUEDEN SER CAPTADOS?

En efecto, vale insistir sobre el importante número de votos nulos: 17.729 expresiones que superan al partido de izquierda más votado (Partido Obrero, encabezado por Gloria Sáez, con 10.854 sufragios) y que bien podrían aportar una porción del electorado que, de ser convencida por alguna de las opciones en pugna, tendría el potencial de cambiar cualquier resultado final.

Es útil recordar que el Movimiento Socialista de los Trabajadores, también encabezado por una mujer, en este caso Emilse Saavedra, logró 9.010 votos. El Parido Socialista Autético (alineado con Unidad Ciudadana, la estructura creada por Cristina Fernández de Kirchner para evitar competir en las PASO con Randazzo), con Anselmo Montes a la cabeza, logró 9.554 votos. Y el Partido del Trabajo y del Pueblo, con Paula Mamaní, logró 5.737 apoyos.
Claro que en ese imaginario caudal de votos a “reconvertir”, tanto nulos como blancos, también podría abrevar cualquiera de los candidatos con más chances de ganar. El peronismo en sus dos vertientes, con Mariano Arcioni en representación del dasnevismo y Ricardo Fueyo por el FPV, o el radical Gustavo Menna tienen por delante la ardua tarea de retener y ampliar su base de apoyo del 13 de agosto. Esta, según la perspectiva con que se mire, aporta argumentos tanto para ilusionar triunfos como para rumiar fracasos: por fuera del núcleo duro de cada estructura partidaria, los votantes tienen tiempo de evaluar si aportan a un triunfo coyuntural o si consolidan expresiones alternativas en el libre juego de la democracia, que más allá del 22 de octubre empieza a vislumbrar el horizonte 2019.
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