COMODORO RIVADAVIA (Por Raúl Figueroa - Especial para ADNSUR) -  La negociación con el sector petrolero y el acuerdo que pueda pactarse la semana próxima puede ser un reflejo de otros sectores laborales que ven con poca claridad el segundo semestre del año, a partir de la presión inflacionaria y el cada vez más grave efecto del impuesto a las ganancias sobre sueldos.

En ese contexto, la reducción de jornadas de trabajo –con una disminución salarial proporcional- es el escenario más temido y rechazado por los gremios, pero al mismo tiempo transitan el precario equilibrio entre esa opción y la pérdida de puestos de trabajo. En el año electoral, la presión para los petroleros de Chubut es mayor. El caso de Lufkin sentó precedentes que provocaron rechazos a nivel nacional.

La reunión paritaria que continuará el próximo martes, en el ámbito de los petroleros, empezará a definir el escenario de la segunda mitad del año. Las posiciones parecen alejadas, entre las pretensiones de alrededor del 30 al 40% de aumento según el reclamo sindical y la oferta que está en el orden del 20%, desde el ámbito empresario.

Las miradas parecen disímiles. Desde Neuquén Guillermo Pereyra dijo en las últimas horas que las posiciones están lejos, mientras que Jorge Ávila le dijo a ADNSUR tras la última reunión que se estaban acercando al acuerdo buscado, que pasaría por una combinación entre suma fija y un porcentaje de incremento al básico.

Un ejecutivo petrolero da una referencia para esas posiciones disímiles: Pereyra tiene un rol fuertemente opositor en su provincia, donde el gobernador Omar Gutiérrez está alineado con Macri y al mismo tiempo no ha consolidado aún su liderazgo provincial, dejando más espacio para que el gremialista le dispute terreno. En Chubut, Loma juega varios partidos al mismo tiempo: discute la paritaria, conduce Petrominera en su alianza con el gobernador Das Neves y buscaría no romper lanzas todavía con las operadoras: si se logra un acuerdo, deberá presentarlo y convencer a sus representados de que fue el mejor posible de alcanzar, ya que le espera la “final” en noviembre, a saber la elección interna en su propio sindicato.

De igual modo, esa situación puede desacomodar el precario equilibrio actual: si las operadoras se muestran inflexibles, podrían sentar el argumento para un conflicto de magnitud, una carta que en el sindicato de Chubut evalúan jugar en última instancia.

TEMAS EN JUEGO

Son varios los temas en juego. La reducción de jornada laboral propuesta por YPF como una vía para no reducir los puestos de trabajo, ante la decisión tomada de bajar 14 equipos perforadores en Santa Cruz y recambiar otros 2 en Chubut, trae aparejada una disminución salarial que según los casos tendrá inevitables impactos: según el lugar en el escalafón, esa medida impactaría más fuertemente en el sector jerárquico, pero también en el personal de base, especialmente en los que se desempeñan en equipos de torre.

 Avila avisó que la pérdida de horas extras ya impacta sobre salarios y esto provocó que algunos sueldos ya cayeron hasta 18.000 pesos “y con esa cifra no se puede vivir en Comodoro”, a raíz de la combinación entre esa baja y la tributación del impuesto a las ganancias. De todos modos, planteó el objetivo que buscaría el sindicato en la negociación en torno a la reducción de jornada: mantener el 70% del salario percibido en jornadas de 12 horas, lo que en la práctica significaría aceptar una reducción del 30%, al igual que ya se aceptó en el caso de Tecpetrol.

Desde las operadoras se refutan esos números: se afirma que en los casos más extremos, con trabajadores que queden “stand by” (un costo que para algunos será inevitable, aun con los reacomodos que posibilite la reducción de jornada), percibirían salarios básicos de 25.000 pesos mensuales. Algo parecido a la resolución 312 del año 2009, pero actualizada.

LA CRISIS IMPACTA SIN DISIMULOS

Claro que la crisis impacta más allá de los disimulos. Así lo refleja el caso de Lufkin, cuya representación gremial –la Unión Obrera Metalúrgica- aceptó una reducción de jornada con baja del 22% en los salarios, para poder sostener los 78 puestos de trabajo que estaban en riesgo. La situación habría motivado reproches de la conducción sindical nacional hacia sus pares en Comodoro, pero el resultado para mostrar fue concreto: por esa vía, pudieron revertir los telegramas de despidos.

Otros sectores gremiales salieron estos días a redoblar la apuesta: Camioneros exige un 42% y avisó con un paro de 48 horas que vuelve del pacto con Macri.  En Comercio tratarán de llegar al 40% en agosto. Y los estatales de la provincia –entre ellos, maestras y enfermeros- preparan el reclamo, ya que, parafraseando al gremio más poderoso de la región, es difícil vivir con 18.000 pesos en la ciudad.

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