CAPITAL FEDERAL - Durante un debate en el Senado, Verónica Garea, ingeniera nuclear y directora de la Fundación INVAP, explicó que “se requiere un curso de agua importante”. Así arrancó una serie de debates sobre un proyecto muy sensible.

La Comisión de Industria y Comercio del Senado que preside el senador nacional Alfredo Luenzo, de Chubut Somos Todos, desarrolló la primera de una serie de reuniones con especialistas y ambientalistas para escuchar los fundamentos a favor y en contra sobre la construcción de una central nuclear en Río Negro.

Para Luenzo “es un debate muy sensible” ya que “los legisladores de la Patagonia estamos muy preocupados por esta situación ante la falta de información de datos técnicos que nos pueden aliviar esa inquietud que ha generado la instalación”.

Según el parte de prensa, “hay opiniones distintas incluso dentro de la Patagonia. Escuchamos las palabras de los gobernadores de Chubut y de Río Negro y abrimos el debate que no tiene que ver con una cuestión de límites políticos, sino de preocupación que causa en la población patagónica como la cercanía a la construcción de una central”.

“El debate que tenemos que dar es si es necesario; segundo si esto le genera beneficio a la región patagónica y el tercer punto es la seguridad, si genera riesgos como en otras partes del mundo. Antes de decidir queremos que la sociedad tenga toda la información posible y se puedan agotar todas las dudas”.

A la Comisión asistieron Verónica Garea, ingeniera nuclear y directora ejecutiva de la Fundación INVAP y Enrique Viale, integrante de la Asociación de Abogados Ambientalistas.

Garea vertió una mirada científica y técnica. “La instalación requiere de ciertos requisitos técnicos. No es de una forma azarosa, hay un consenso a nivel mundial y, es una de las pocas actividades industriales que tiene consenso de acuerdo a sus procesos que se elaboran de manera colaborativa en el Centro Nacional de Energía Atómica que reúne a los países que tienen energía nuclear”.

“La selección arranca con una evaluación en general, se evalúa un número de sitios, hay muchas condiciones que los lugares tienen que reunir tales como tipo de suelo, características sísmicas pasando por disponibilidad de agua, cercanía a recursos naturales o a centros de alta densidad poblacional, etcétera”.

“Esto no termina con la selección, sino que se requiere una obtención de permisos para comenzar a operar en el lugar. La legislación rionegrina, es bien clara en el sentido que requiere de la evaluación de impacto ambiental y un proceso de audiencias públicas” aseguró la científica.

“Todas las formas de obtención de energía liberan gases de efecto invernadero; aunque todas las energías son necesarias -agregó Garea- también lo es la nuclear, y no dependen del entorno. La eólica si depende del entorno por el viento” afirmó.

La física dijo en relación a las dudas surgidas por los riesgos nucleares que “China posee 36 centrales nucleares y se espera que incremente la cantidad. El problema ambiental es severo. La industria nuclear mantiene un buen récord de seguridad”. Asimismo enfatizó que “la energía nuclear no es el futuro, es el presente”.

Acerca de la posibilidad de construir la planta nuclear sobre las márgenes del río Colorado, que comparten Río Negro y La Pampa; y ante la consulta del senador Luenzo, sobre si el agua dulce es determinante para la instalación de la planta, Garea contestó que “sí, debe estar disponible, sobre todo en la tecnología de refrigeración terciaria que usamos, que es la que lleva el calor al ambiente. Ese calor en parte se convierte en energía eléctrica y otra parte hay que liberarlo al ambiente”.

“En Argentina usamos la tecnología de curso de agua dulce, no usamos las torres de enfriamiento que emiten vapor. Y se requiere un curso de agua importante”.

Viale apuntó al estricto secreto con el cual se está manejando este tema, tanto desde Provincial como Nación. “Se supone que la instalación sería en Sierra Grande, aunque aún se está evaluando el lugar, tendrían 8 lugares pero todo se maneja en un estricto secreto de la magnitud necesaria que sorprende a la población”.

“Esta decisión se tomó de forma sorpresiva, intempestiva y de espadas a la población, sin ningún tipo de debate social previo”.

“Es la espada de Damocles sobre la cabeza de los patagónicos que no mereció -y no digo una consulta popular- ni un debate. Lejos de ser así, los pobladores se enteraron por los medios y generó una rápida reacción”, lamentó el abogado ambientalista.

Fuente: Diario Jornada

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