RAWSON (ADNSUR)  El Colegio Profesional de Geólogos del Chubut emitió un documento en el que manifestó que “considera técnicamente viable la minería metalífera” en el ámbito del territorio provincial, e instó a los distintos sectores de la sociedad a informarse acerca de la presencia de artefactos tecnológicos que se utilizan en la vida cotidiana y que contienen metales y minerales. Además explicó la relevancia de la minería para los elementos de generación de energías limpias.

“El Colegio Profesional de Geólogos del Chubut considera técnicamente viable la minería metalífera en el ámbito de nuestro territorio provincial, siempre que ello implique evaluar su factibilidad caso por caso, implementando las máximas garantías y estándares ambientales y sometiéndola a los más rigurosos controles por parte del Estado, a través de personal competente ampliamente cualificado”, indicó la entidad en el documento difundido este martes.

Voces autorizadas

En este marco, el Colegio invitó “a las autoridades de la Delegación Regional del Servicio Geológico Minero Argentino (SEGEMAR), sede Comodoro Rivadavia, a que se sumen al compromiso que demanda la participación de una de las voces autorizadas en la investigación de recursos minerales, por ser el principal responsable de generar información geológica-minera, territorial, tecnológica y ambiental a nivel país”.

Además hizo extensiva la invitación “al Departamento de Geología de la Facultad de Ciencias Naturales y Ciencias de la Salud de la UNPSJB a pronunciarse y manifestar su visión científica frente a un debate que atraviesa a la sociedad en su conjunto”.

Mirada reduccionista

El Colegio Profesional de Geólogos del Chubut consideró: “La minería metalífera no forma parte del bagaje cultural de la sociedad chubutense, por lo que resulta entendible que no goce de una aceptación social generalizada”.

En este sentido indicó: “Desde hace unos años los geólogos, como uno de los colectivos profesionales que intervienen de manera activa dentro de la industria, asistimos con perplejidad a un auge de opiniones de los adeptos a la idea de que no es posible llevar a cabo desarrollo minero alguno, sin que ello conlleve la generación de daños ambientales irreparables”.

Y manifestó que “para sostener este discurso, se ha recurrido a una mirada simplificadora y reduccionista de la actividad, en la que los aspectos que suelen ser excepcionales se magnifican e identifican como parte de una práctica normal”.

En este sentido sostuvo que “resultaría injusto equiparar el impacto que causa la minería actual con el provocado por la actividad desarrollada en décadas pasadas, cuando la industria no asumía como parte vital de sus procedimientos la protección del ambiente y en donde no existía un marco regulatorio ambiental acorde”.

Nuevas exigencias

“Al igual que sucedió con la actividad petrolera, la minería ha tenido que readaptarse a los cambios culturales y a nuevas exigencias ambientales, a través de transformaciones que dieron lugar a la incorporación de normativas, procedimientos certificados y tecnologías orientadas a alcanzar los estándares de operación requeridos”, explicó.

La entidad precisó que la minería metalífera es “una actividad insustituible y esencial para la vida moderna”, ya que actualmente “sin los metales, sería imposible nuestra vida tal como la conocemos: no contaríamos con dispositivos de comunicación electrónica, medios de transporte, ni capacidad para generar energía en el volumen demandado por la sociedad”.

Presente y futuro

“Invitamos a quienes lean estas líneas -continuó el documento- a detenerse un momento y observar en su entorno los objetos que los rodean; seguramente no encontrarán casi ninguno que no proceda de forma directa o indirecta de la minería”.

Además, explicó el Colegio, “la lucha contra el cambio climático que busca atenuar las consecuencias del calentamiento global demanda una respuesta minera”, ya que “litio, cobre, cobalto, grafito, hierro, entre otros minerales, son necesarios para la fabricación de placas solares, molinos eólicos y automóviles eléctricos”.

Y puso como ejemplo que “para la fabricación de un automóvil eléctrico se necesita una media de 75 kilos de cobre, tres veces más que los requeridos para un automóvil convencional, mientras que para fabricar un aerogenerador (dependiendo de la tecnología que utilice y su capacidad de generación) se necesitan 4 toneladas de cobre, 3 toneladas de aluminio, 340 toneladas de hierro y una cantidad variable de tierras raras, zinc, molibdeno, junto a otros metales”.

El Colegio aseguró que “los riesgos y los impactos generados por los proyectos mineros pueden ser identificados y mensurados, para lo cual existen rigurosos procedimientos y métodos de estudio en los que interviene un equipo multidisciplinar de profesionales”, al tiempo que explicitó la importancia de fortalecer los organismos estatales de contralor. 

“El abordaje de cada emprendimiento minero, respaldado por argumentos técnico/científicos que detallen su relación costo-beneficio social, ambiental y económico, permitirá dictaminar su viabilidad”, agregó.

Economía circular

“Desde nuestra óptica la prioridad de la política ambiental minera provincial debería perseguir un conjunto de objetivos que estén basados en la economía circular, aplicando criterios técnico-ambientales rigurosos que permitan desarrollar la actividad contemplando el consumo eficiente del agua, la minimización de la huella ambiental, la protección de los ecosistemas y la educación ambiental”, añadió el documento.

Y finalizó: “Desde lo social, el impacto positivo se deberá traducir en el fomento del empleo de mano de obra local y provincial, tanto en lo referido a las vinculaciones de personal en forma directa o a través del desarrollo de pymes proveedoras de servicios e insumos”.

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