COMODORO RIVADAVIA (ADNSUR) - La importancia del debate de candidatos/as a la gobernación de la provincia de Chubut, que se desarrollará a partir de las 6 de la tarde en el Aula Magna de la Universidad Nacional de la Patagonia, resultaría obvia, si no fuera porque en las campañas electorales resulta cada vez más extraño escuchar y conocer propuestas y proyectos, antes que chicanas, críticas viscerales entre adversarios y adhesiones casi religiosas a posturas irreductibles.

En ese contexto, la discusión de ideas y alternativas de solución a los problemas que atraviesa la provincia se transforma muchas veces más en una excepción, antes que la regla que debiera regir estas instancias.

En tiempos en que la imagen es cultivada al detalle y la viralización en redes sociales ocupa el espacio que debiera dar marco a discusiones y análisis profundos, frente a los desafíos y complejidades de este tiempo, la revalorización de la palabra y sobre todo, la posibilidad de escuchar en forma activa, conforman una apuesta que ojalá pueda multiplicarse.

El objetivo no es sencillo. En Córdoba arrasó en las elecciones un gobernador que fue cuestionado por denegar la posibilidad de debatir, o incluso por su negativa a conceder entrevistas periodísticas. La moderación, combinada con cierta pulsión de rechazo a la política captada en el desasosiego de muchos sectores sociales, parecen hoy recetas redituables para los gurúes de las estrategias de campaña.  

Las instancias de debate en la Universidad –con organización de las Secretarías de Extensión de la institución y de la Facultad de Humanidades, junto al Dpto. de Ciencia Política y Grupo de Investigación en Política e Instituciones- vienen cumpliendo un trayecto que integra 3 hechos similares: legislativas locales de 2015, con debate de candidatos a concejales; legislativas nacionales en 2017, con participación de aspirantes a la diputación nacional; y esta tercera realización, con 6 de los 7 candidatos a gobernar la provincia habiendo confirmado su participación.

Lo interesante es lo que se abre también hacia delante: la base conformada por esta trayectoria apuntalará futuras realizaciones, que además estarán enmarcadas por una ley provincial, recientemente sancionada por Legislatura, que tornará obligatorios los debates en próximas elecciones gubernamentales.

Creo que este tipo de convocatorias debería darse de forma regular y periódica, con varias etapas, para discutir en profundidad las propuestas, que seguramente forman parte de las plataformas políticas de cada partido.

Sobre todo, el esfuerzo es valioso porque se propone conocer estrategias y propuestas que van más allá del día a día, o de la reacción espontánea: si bien la capacidad táctica y la repentización son virtudes necesarias en la política, la proyección estratégica requiere un trabajo más sólido.

Con un solo debate no alcanza, sin dudas, pero es el inicio de un camino que bien vale transitar. En la medida que esa cultura se consolide, la sociedad tendrá mejores herramientas a la hora de decidir a quién, o a quiénes, confiere el manejo de la provincia en la que vive.

Para eso, no se necesita tanto de la aceptación al debate por parte de los y las candidatas. Sino de que la ciudadanía sea capaz de exigirlo.

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