Una adolescente de 13 años se disparó accidentalmente en la cabeza y está en grave estado
La adolescente se encontraba acompañada de otros menores al momento del accidente. Se investiga cómo fue que accedió al arma.
Una adolescente de 13 años se encuentra internada en grave estado tras sufrir un impacto de bala en la cabeza. Se cree que la menor se disparó de forma accidental. Los investigadores buscan establecer cómo accedió al arma y será clave el testimonio de tres personas que estaban con ella.
El hecho ocurrió en una casa sobre la calle Pasteur al 900, en el barrio Alberdi, en la ciudad de Río Cuarto, cuando la víctima de 13 años se encontraba junto a un grupo de adolescentes en el lugar y sin supervisión de adultos. En esa circunstancia, sufrió graves heridas al manipular accidentalmente un arma de fuego.
La menor, según las primeras versiones, habría encontrado un revólver y, al manipularlo, produjo un disparo que impactó en su cabeza directamente, detalló Telefe Noticias.
Tras el impacto, los jóvenes presentes (entre ellos una hermana de la víctima) acudieron rápidamente a los vecinos en busca de ayuda.
La adolescente fue trasladada de urgencia al hospital San Antonio de Padua, donde fue sometida a una intervención quirúrgica. Su estado de salud es delicado.
Las autoridades investigan el origen del arma y las circunstancias en las que ocurrió el incidente.
Lamentablemente, los accidentes por manipulación de armas de fuego no son hechos aislados en Argentina y suelen involucrar tanto a menores como a adultos. Aunque no existen estadísticas oficiales de acceso público actualizadas y específicas sobre este tipo de incidentes, diversos informes policiales y noticias locales muestran que:
- Los accidentes domésticos con armas se repiten con cierta frecuencia, sobre todo en contextos donde hay armas en el hogar sin medidas de seguridad adecuadas.
- Menores de edad se ven involucrados en muchos de estos casos, ya sea por curiosidad o desconocimiento, al tener acceso a armas que no están debidamente resguardadas.
En muchos de estos hechos se repite un patrón: armas que no están guardadas en cajas fuertes, cargadas y al alcance de niños o adolescentes, sin ningún tipo de control.
