COMODORO RIVADAVIA (ADNSUR) - Este miércoles se cumple un nuevo aniversario de la tragedia de sol y se realizará una misa en Los Menucos, en el lugar en el que cayó la aeronave. Fallecieron 22 personas -entre los pasajeros y la tripulación-, entre ellos varios comodorenses. Se conoció la escalofriante conversación entre los pilotos: “Nos tendríamos que haber quedado", dice el copiloto. Luego se escucha un diálogo desesperado porque se congelan las alas.

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A las 20.50 del 18 de mayo de 2011, el piloto Juan Raffo y el copiloto Adriano Bolatti, al mando del vuelo de Sol 5428, hicieron su último contacto con una torre de control. Luego, el silencio. Menos de media hora más tarde acabarían estrellándose en el paraje Prahuaniyeu, cerca de Los Menucos, una población rural de la provincia de Neuquén, dedicada mayormente a la cría de ovejas.

Aún cuando algunos fragmentos inaudibles fueron suprimidos, éste fue el último diálogo que tuvieron, hace cinco años, el piloto Juan Raffo y el copiloto Adriano Bolatti:

Hora: 20.52 Bolatti: Nos tendríamos que haber quedado hoy, Juan. Era para que se rompa el avión. Te quedás, cuando está lloviendo y hace frío. Teníamos mil (se refiere a la cantidad de combustible a bordo), cargaste mil quinientos litros, te fuiste a dos mil doscientos kilos, dos mil quinientos kilos. ¿Entendés, Juancho?

Raffo: Estos no saben lo que es volar en esta zona con estos aviones, te estoy hablando de estos aviones.

Bolatti: Yo lo que veo es cómo el hijo de puta se pone así, viste. Ahí está. Vamos a salir de la capa -de nubes- Juancho.

Raffo: Quiero que gane velocidad...

Bolatti: No tengo nada de hielo, ¿eh?

Raffo: Sí.

Bolatti: Sí, pero muy poquito, lo ves, ¿no?

Raffo: Ah, sí, ahí lo vi, una liñita, tengo yo acá.

Bolatti: (estornuda) Te pone nervioso el hielo. Lo que sí, el conchudo toma el viento medio de costado, pero lo tenemos medio así. Raffo: Vamos a tratar de llegar a 1-9-0 (se refiere a la altitud).

Hora: 21.09 Raffo: ¿Eso lo tenés?

Bolatti: A la izquierda

Raffo: Pedile descenso. (Según especialistas, Raffo buscaba perder altura para evitar la formación de hielo. Bolatti intentaría comunicarse con la torre de control de Comodoro Rivadavia para pedir autorización, pero estaban fuera del alcance de la radio. La comunicación radial es inaudible)

Raffo: Me olvidé que no tenemos 1/8UHF3/8. Puede que tengamos señal de celular, lo cual es mucho decir.

Bolatti: ¿Querés que bajemos a 1-4-0, entonces? Ya está la capa... Raffo: No, no me dijo exacto.

Bolatti: ¿Querés que pruebe con Ezeiza? Raffo: Probá con Ezeiza.

Hora: 21.11 (Suena alarma general, hay fragmentos de diálogo inaudibles)

Bolatti: ¿Está prendido?

Raffo: ¿Eh?

Bolatti: Te digo que nos faltaban quinientos pies,

Juan, ¿eh?

Raffo: Sí, pero vamos a ir juntando hielo al pedo, viste. Es como que está pegando hielazos por todas partes.

Bolatti: Se forma un poquito de hielito...

Raffo: Igual carga mucho, carga más de lo que desprende.

Bolatti: Yo tengo abajo, en el medio. No lo desprendió bien.

Raffo: En estas condiciones te carga hielo en el radiador, no da abasto.

Bolatti: Mirá, boludo, el bodoque que se te formó. No lo puedo creer, ¿eh? Mirá, Juan, mirá el mío, ahí.

Raffo: Un poquito en el parabrisas, podemos hacer una estalactita.

Bolatti: ¿Sabés lo que debe ser la panza de este avión?

Raffo: ¿Por qué te creés que se cae tanto este avión? íNo sirve para esta ruta! Pero no lo quieren entender. (Suena la alarma de pérdida de altitud)

Bolatti: 1-1-0 tolera el modelo del avión.

Raffo: Bien. Vamos a esperar. La vez pasada bajé hasta 1-2-0 y seguimos juntando hielo a lo pavote. Vamos a quedarnos acá, como para quedar en una situación intermedia. Seguimos con los antihielo de acá hasta allá

Bolatti: Ahí desprendió (el hielo).

Raffo: Ahora sí, pero bien grueso.

Bolatti: A mí me queda todo el borde de ataque, ¿viste? Abajo, el interno, me queda todo.

Raffo: Vamos a mantenerlo así.

Bolatti: Ya no está comiendo tanto. Raffo: Para 1-4-0 lo tenías, ¿no?

Bolatti: Pero le pido 1-2-0, ¿no?

Raffo: No, no, incorrecto. Está bien, vamos a 1-4-0. Y ahora sí pasa con Comodoro, calculo que... (no se entiende)

Bolatti: Ah, pero con este nivel.

Raffo: Hacemos el intento.

Bolatti: Mirá el hielo que formamos ahí.

Raffo: Mirá el bodoque, no sé si está igual de tu lado

Bolatti: ¿En el medio de las dos botas?

Raffo: No, en la luz de navegación, en la punta. Bolatti: Este está lindo, mirá cómo lo llevo a comer.

Raffo: Hay que congelarlo bien y llevárselo de recuerdo a todos los que salen con exceso de peso. Bolatti: Mirá, boludo. Con exceso de peso, sabés qué...

Raffo: Mirá cómo se está cayendo de nuevo la velocidad. íComo calzón de puta!

Hora: 21.17 Tras una pausa de unos segundos, la voz de Raffo suena alarma

Raffo: íUh, cómo vibra! Está juntando hielo la hélice. Poné la hélice en máximo. (Suena la alarma que indica que el avión perdió sustentación y está cayendo)

Raffo: íAh, la puta madre! Computadora de a bordo: Bank angle, bank angle, bank angle (el ángulo de las alas no permite volar).

Bolatti: ¿Qué pasa, la concha de su madre?! (Suena la alarma general)

Bolatti: Vamos, no seas hijo de puta. Raffo: íTirá para atrás!

Bolatti: íPara atrás! íAhí tengo luz! Dale, dale, que lo recuperamos. íDale, dale! íPara arriba, la puta madre! íNo! (Se escucha un cambio en el sonido de los motores)

Bolatti: íLa puta que lo parió! íMayday, mayday! íSol

Testigos en la zona hablaron de una bola de fuego en la distancia. Cuando el primero de los pobladores locales logró acercarse con una camioneta al lugar donde había visto la explosión, solo encontró una mancha negra en el suelo y restos de metales, asientos y equipajes.

"Cenizas y pañales", describió uno de los primeros hombres en llegar al lugar.

De las 22 personas a bordo, no sobrevivió nadie. Viajaban, además del piloto y copiloto, la auxiliar de cabina Jessica Fontán, 18 pasajeros adultos y un bebé

El piloto, Juan Adalberto Raffo, tenía 45 años y 20 de experiencia. Estaba casado y era padre de cuatro. Su colega Adriano Bolatti, copiloto, estaba divorciado y tenía dos hijos. La jefa de cabina, Jessica Fontán, era rosarina y delegada gremial. Tenía 25 años.

Entre los pasajeros había un geólogo y docente universitario, un gerente bancario de una filial en Comodoro Rivadavia y un colaborador de Cristóbal López. Además, una madre viajaba con su bebé.

El avión, un Saab 340 construido en Suecia en 1985, matrícula LV-CEJ, cubría la ruta entre Córdoba y Comodoro Rivadavia. Los mismos pilotos -se desprendió de las grabaciones de la caja negra- eran conscientes de que el turbohélice no era el tipo de aeronave ideal para volar en esa zona y con ese clima. Porque, de hecho, eso fue lo que los mató: el frío.

Según el informe de la Junta de Investigación de Accidentes de Aviación Civil, cuya versión final se publicaría recién el año pasado, la aeronave perdió el control y se estrelló contra el suelo debido a una "formación severa de hielo" en las alas. Un fenómeno conocido como "engelamiento".

La física del accidente es simple: lo que mantiene a un avión en el aire es la forma de sus alas, que hace que el aire se desplace de modo de sostener a la nave en vuelo. Al acumularse hielo por el frío intenso, tanto en las alas como en la "panza" (la parte baja del fuselaje), la forma aerodinámica se pierde.

Aún cuando la nave contaba con sistemas para provocar el desprendimiento del hielo de las alas, según los especialistas no habría sido suficiente para evitar la tragedia.

En los meses posteriores, la investigación abriría polémicas no sólo por la aptitud de un Saab 340 para volar en el clima gélido de la Patagonia, sino también por el estado de mantenimiento de las aeronaves de Sol Líneas Aéreas, que sería denunciado por diferentes empleados de la compañía.

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