Se entregó José Luis Currumán, el joven que se escapó de su casa tras romper la tobillera electrónica
El agresor de 27 años, acusado de violencia de género, se entregó tras cinco días prófugo. Hace unos días, otro hombre fue recapturado, mientras que Severo Torres, sin monitoreo electrónico y beneficiado con prisión domiciliaria bajo palabra de honor, aún no aparece.
En la mañana de este miércoles, José Luis Currumán (27 años), quien se había fugado de su domicilio en el barrio Unión de Trelew, se entregó voluntariamente en la Fiscalía local.
Currumán estaba bajo prisión domiciliaria con tobillera electrónica, cumpliendo una preventiva de seis meses mientras se investiga un intento de ahogamiento a su expareja ocurrido en febrero.
El pasado 13 de junio, decidió cortar la tobillera y escapar, permaneciendo prófugo durante cinco días. La información fue confirmada por el jefe de Penitenciaría, Gabriel Araujo, a Diario Jornada.
Para dar con su paradero, la Policía del Chubut activó un operativo de búsqueda, alertó a los puestos camineros y solicitó la colaboración de la Brigada de Investigaciones para localizar al prófugo.
TRES FUGAS EN TRELEW: DOS RECAPTURADOS Y UN PRÓFUGO BAJO LA PALABRA DE HONOR
Este episodio se enmarca en una preocupante seguidilla de fugas en Trelew: en apenas tres días, tres hombres que cumplían arresto domiciliario se escaparon. Dos de ellos, que contaban con tobillera electrónica y la destruyeron para huir, ya se entregaron a las autoridades.
Sin embargo, aún resta recapturar al tercero: Severo Torres, un reincidente con más de 18 causas judiciales en su contra, que residía en el barrio INTA. A diferencia de los otros casos, Torres no tenía tobillera electrónica, ya que tras romperla en una fuga anterior y ser recapturado, la jueza de Comodoro Rivadavia, Lilian Bórquez, le concedió el beneficio de la prisión domiciliaria "bajo palabra de honor", ante la negativa del Ministerio de Seguridad de reinstalarle el dispositivo electrónico.
La jueza había denunciado públicamente al ministro de Seguridad, Héctor Iturrioz, por la falta de control y llegó a amenazar con dejar en libertad al imputado si no se le proveía una nueva tobillera. Sin embargo, finalmente se optó por confiar en la promesa verbal de Torres de no volver a escaparse.
Torres sólo cumplió con su palabra durante dos meses. El miércoles volvió a fugarse de la casa de su madre, donde debía permanecer. Según fuentes oficiales, no tenía ningún tipo de custodia ni monitoreo electrónico. Su caso reavivó la polémica entre el Poder Judicial y el Ministerio de Seguridad de Chubut, que sostiene que Torres debería estar alojado en una cárcel común, especialmente tras haber destruido el dispositivo de control en una fuga anterior.
En paralelo, otro caso resonante fue el de Leandro Ramón, condenado por el crimen de una jubilada en Puerto Madryn, quien también se fugó de su arresto domiciliario en Trelew tras romper la tobillera electrónica, luego de una discusión con su pareja. Ramón fue recapturado el pasado jueves.
La situación expone las debilidades del sistema de control de prisiones domiciliarias en Chubut y la controversia sobre la utilización de tobilleras electrónicas y el otorgamiento de beneficios bajo "palabra de honor", especialmente en casos de reincidentes y delitos graves
