Santa Cruz en alerta: la peligrosa moda entre los jóvenes que filman peleas para viralizarlas en TikTok
La mecánica es perturbadora: grupos de menores se reúnen, identifican a un joven que camina solo, lo abordan y lo agreden sin motivo aparente, atacando "a quien sea", mientras otros forman una ronda alrededor para observar, filmar y subir a redes sociales.
En la ciudad de Las Heras, en los últimos días, se desató una preocupante ola de violencia juvenil que captó la atención de la Provincia de Santa Cruz y generó una profunda alarma social.
En las últimos días circulan videos en redes sociales como WhatsApp, Instagram, Facebook y TikTok que muestran peleas protagonizadas por jóvenes, tanto varones como mujeres, en su mayoría ocurridas fuera del establecimiento educativo Secundario N°3 “José Manuel Estrada”.
Estas imágenes, muchas veces grabadas y difundidas por los propios participantes o testigos, exhiben agresiones físicas sin una motivación clara, lo que llevó a las familias de los afectados a presentar denuncias formales ante las autoridades policiales.
LA VIOLENCIA “A MODO DE DEPORTE”: UNA MODALIDAD ESCALOFRIANTE
La Comisaría Primera, bajo la dirección del subcomisario Ángel Sánchez, está investigando estos hechos. Precisamente, Sánchez confirmó en diálogo con La Opinión Austral que han recibido las denuncias correspondientes y que cuentan con los videos que documentan las agresiones.
Lo más inquietante es la aparente motivación detrás de estas peleas: no se trata de conflictos previos ni diferencias personales, sino de ataques realizados "a modo de deporte" o "por diversión".
La mecánica es perturbadora: grupos de menores se reúnen, identifican a un joven que camina solo, lo abordan y lo agreden sin motivo aparente, atacando "a quien sea" mientras otros forman una ronda alrededor para observar.
Esta modalidad de violencia es especialmente alarmante por su brutalidad y falta de justificación. El subcomisario Sánchez compartió una experiencia personal que ilustra la gravedad de la situación: su propio hijo fue víctima de un ataque similar hace dos años, cuando un grupo de siete jóvenes lo interceptó y le quebró un brazo, lesión que aún no se ha recuperado completamente.
Los agresores fueron identificados y se iniciaron las actuaciones judiciales pertinentes, pero el daño físico y emocional persiste, reflejando las graves secuelas que este tipo de violencia puede dejar en las víctimas.
CONSECUENCIAS DE LA VIOLENCIA JUVENIL
Este fenómeno no es exclusivo de Las Heras ni de Argentina. La violencia juvenil es un problema global que provoca muertes, lesiones, discapacidad y consecuencias a largo plazo en la salud mental de las víctimas, incluyendo depresión, trastornos de ansiedad, estrés postraumático y problemas de conducta. Estudios internacionales muestran que peleas físicas y acoso son comunes entre jóvenes, afectando a un alto porcentaje de niños y niñas en países en desarrollo.
Los factores que contribuyen a este tipo de conductas violentas son múltiples y complejos, incluyendo déficit de atención, trastornos de conducta, consumo temprano de sustancias, bajo rendimiento escolar, desempleo y exposición a violencia familiar.
En muchos casos, estos jóvenes crecieron en ambientes donde la violencia es una forma habitual de interacción, lo que se refleja en su comportamiento social y emocional.
IMPACTO EMOCIONAL Y SOCIAL DE LA VIOLENCIA ESCOLAR Y JUVENIL
La violencia entre jóvenes, especialmente cuando ocurre en o cerca de espacios educativos, tiene un impacto profundo no solo en las víctimas, sino también en los agresores y los testigos. Las víctimas pueden desarrollar baja autoestima, ansiedad, depresión y pensamientos suicidas, además de alteraciones en su conducta y aislamiento social.
Los agresores, por su parte, suelen presentar dificultades emocionales y falta de herramientas para la empatía, muchas veces provenientes de entornos familiares desorganizados. Los testigos también sufren consecuencias emocionales, como ansiedad y temor, afectando el clima escolar y social en general.
La violencia escolar y juvenil afecta la convivencia y el proceso educativo, dificultando la enseñanza y el aprendizaje en un ambiente donde predomina el miedo y la inseguridad. Esto impacta transversalmente a toda la comunidad educativa, generando un círculo vicioso que perpetúa la violencia y sus consecuencias negativas.
Ante esta situación, la Comisaría Primera de Las Heras, liderada por el subcomisario Ángel Sánchez, trabaja en la investigación y seguimiento de los casos denunciados. La documentación audiovisual fue clave para identificar a los agresores y avanzar en las actuaciones judiciales. Sin embargo, el desafío es mucho mayor que la mera aplicación de la ley.
La violencia "a modo de deporte" refleja una crisis social y cultural donde la falta de diálogo, respeto y vínculos saludables entre jóvenes se traduce en actos de agresión sin sentido. La comunidad, las familias, las escuelas y las autoridades deben unirse para generar espacios de contención, educación emocional y prevención que permitan romper este ciclo.
