ARGENTINA (ADNSUR) - Las estadísticas del Observatorio de Femicidios del Defensor del Pueblo de la Nación muestran que hubo 229 femicidios entre el 1 de enero y el 31 de octubre: un femicidio cada 32 horas. Del total de asesinatos, 44 fueron de niñas y adolescentes. Es decir que en el país cada semana es asesinada una chica que no cumplió ni 18 años. Algunas de ellas también fueron violadas. 

Tres de cada cuatro femicidios fueron cometidos por parejas, ex, amantes, novios. Siete de cada diez tuvieron como escenario la vivienda compartida o fueron en la casa de las víctimas o los asesinos. La mayoría fue con evidente saña y odio: apuñaladas, estranguladas, golpeadas, ahorcadas, asfixiadas, degolladas, descuartizadas, quemadas, torturadas, tiradas al vacío, envenenadas. Por los asesinatos de estas mujeres, 122 hijas e hijos quedaron sin madre.

Al menos 42 de las víctimas (una de cada cinco) habían hecho denuncias de violencia. Las cifras del Observatorio del Defensor del Pueblo son tan elevadas como las que manejan dos organizaciones no gubernamentales. No son idénticas porque se basan en informes periodísticos. 

Particularmente preocupa una "tendencia" de muchos juzgados de familia a dictar medidas de protección recíprocas (cuando una mujer denuncia violencia, desde el juzgado también prohíben a ellas acercarse a sus agresores). Es una forma de invisibilizar la violencia de género, las muestran a las mujeres como violentas o como si la violencia fuera recíproca. Es una práctica que resta y deslegitima la voz de las mujeres. Da la sensación de que los operadores del sistema judicial no se toman en serio la posible situación de riesgo, y sólo reaccionan ante la gravedad de los hechos consumados, pero el desafío es prevenir esos hechos graves y poder anticipar las situaciones. 

Micaela García tenía 21 años, estudiaba Educación Física, militaba en el Movimiento Evita y vivía con su familia en Gualeguay. El 1 de abril de 2017 fue a bailar. Cuando volvía a su casa dos hombres la subieron de prepo a un auto. La violaron, la degollaron, la tiraron junto a una ruta, entre los pastizales. Uno de sus asesinos debía haber estado preso por haber violado a dos chicas, pero un juez le había otorgado la libertad condicional. Si ese juez hubiera actuado distinto Micaela estaría viva, Por eso una ley lleva su nombre. La Ley Micaela obliga a las y los trabajadores de los tres poderes del Estado a capacitarse con perspectiva de género

FUENTE: CLARÍN 

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