Cuando el 13 de octubre de 2017 se conoció la sentencia contra Omar ‘el Cura’ Segundo por almacenamiento de 110 kilos de cocaína, tras aquel hallazgo casual detectado en su planta de Alpesca en junio de 2013, hacía tiempo que el tristemente célebre personaje era parte del folclore chubutense. De estibador portuario a figurar como dueño de varias empresas, su vida está signada por la sospechosa sencillez con la que el poder encuentra vínculos con el narcotráfico, pero luego todo sigue como si nunca pasara nada.

La muerte de Segundo deja interrogantes sin responder, más allá de la condena a 9 años de prisión que todavía estaba cumpliendo, tras la sentencia del Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia.

Omar Segundo, el empresario pesquero que empezó como pastor y murió como cura

Esas preguntas, por ejemplo, se vinculan a la mágica fórmula encontrada para que, allá por 2013, pudiera manejar la pesquera más grande de la Patagonia, con 1.000 empleados, siendo un humilde monotributista, según estaba registrado en AFIP, con una facturación mensual de 15.000 pesos. A valores de hoy, sería el equivalente a unos 440.000 pesos, es decir un salario por encima de la media, pero lejos de los más altos  de la región.

Según expuso el fiscal Teodoro Nürnberg durante el juicio de 2017, al momento del hallazgo de la cocaína, en 2013, el “Cura” era dueño no sólo de Alpesca, sino también de Poseidón y parte de Consermar, además de la Cooperativa de Trabajo Los Marplatenses.

En el entramado de la investigación judicial, el fiscal demostró que Omar Segundo tuvo un “protagonismo permanente” ya que les “prestó” a los españoles Barberá y Salvador Parra Gómez, los otros dos condenados, el nombre de una de sus empresas, Consermar, para que pudieran exportar las cajas de langostino con la droga disimulada.

En la carrera ascendente de Segundo como empresario, fueron frecuentes las menciones a su vínculo de amistad con Carlos Eliceche, ex intendente de Puerto Madryn y diputado nacional, quien dejó ese cargo para ejercer como ministro coordinador del gobierno de Martín Buzzi, durante el año 2013.

Omar Segundo, el empresario pesquero que empezó como pastor y murió como cura

Por aquel rol, incluso, hubo cuestionamientos judiciales hacia un préstamo que la provincia el dio a Segundo, a través de CORFO, por 10 millones de pesos (a valores de hoy, unos 340 millones de pesos). Después de algunos años, el fiscal de ese momento, Daniel Báez (hoy ministro del Superior Tribunal de Justicia) desistió de la acusación, al aceptar los argumentos de que la plata no fue para el polémico empresario, sino para pagar sueldos atrasados a los trabajadores, que quedaron a la deriva tras el hallazgo de la droga.

No fue la única asistencia: posteriormente, en 2014, cuando ya había caído en desgracia, el Estado provincial asignó otros 300 millones de pesos para el proyecto de expropiación de Alpesca, para intentar salvar los 500 puestos laborales que todavía se desempeñaban en la planta. Esto derivó en un proceso de expropiación y posterior arrendamiento a la empresa Red Chamber, que en la actualidad opera la planta, a través de un contrato de arrendamiento, con 600 empleados y con planes de crecimiento recientemente anunciados.  

No era cura, más bien pastor

En realidad, más que ‘cura’ el apodo de Segundo debió haber sido ‘el pastor’, ya que sus orígenes religiosos lo ubican al frente de una iglesia evangélica, donde impartía consuelo y sabiduría celestial a los fieles.

Omar Segundo, el empresario pesquero que empezó como pastor y murió como cura

Así lo relató alguna vez María Paiola, la ex mujer de Omar Cura Segundo, quien en una entrevista radial en 2013 contó los orígenes del pastor, a quien conoció en la iglesia. Rápidamente, contó la mujer, Omar dejó aquellas tareas espirituales cuando inició su carrera en los negocios pesqueros, que redituaban mucho dinero a la pareja.  Sin oficinas, manejando todo “por teléfono”, Segundo había logrado construir un mini imperio pesquero.

Un secreto que se habrá llevado a la tumba es si aquella conjunción de empresas respondía en realidad a otros nombres que quedaban ocultos, siendo el suyo, solamente, la punta de un iceberg bien pago.

Tampoco hubo otros avances, por ejemplo, en algunos desprendimientos de importantes investigaciones judiciales, que establecían vínculos entre el narcotráfico y la política. La causa ‘apadrinados’, de Comodoro Rivadavia, expuso en su sentencia tras condenar a una banda narco local que la fiscalía federal de Rawson debía investigar algunos datos surgidos de aquella investigación local, como por ejemplo las menciones a que el municipio de Trelew había pagado, en 2015, drogas “para entregar a la militancia”.

Todos elementos sueltos, para conformar un mapa de sospechas en el que el narcotráfico va más allá de los circunstanciales exponentes, para entrar a hurgar vínculos con la política. Claro está, esa parte ya no le corresponde, solamente, explicar a Segundo, quien aceptó jugar un juego en el que conocía las regalas y pagó, según contó su ex esposa en aquella entrevista (“le gustaba vivir muy acelerado, todo el dinero lo gastábamos en viajes”), gustoso el precio.   

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