Era la madrugada del domingo, cerca de las 7 de la mañana, cuando las 6.30,  Norberto Rodríguez llamó por teléfono visiblemente desesperado a una compañera de trabajo para pedirle ayuda.

La mujer, de nombre Florencia, contó que el presunto femicida le dijo: “Tengo un muerto en mi casa”. Se trataba de Liliana Beatriz Lezcano, su pareja. Pero el motivo del llamado fue inesperado, Rodríguez le pidió a su amiga que fuera a la casa, en San Justo, para ayudarlo a descuartizar el cadáver y hacerlo desaparecer porque no quería “ir preso”. El mismo pedido le había hecho a otro amigo.

Pasado el mediodía del lunes, Rodríguez se sentó cara a cara con el fiscal Federico Medone, a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) especializada en Homicidios de La Matanza, que ayer debió intervenir en otro crimen de alto impacto: el del quiosquero de Ramos Mejía Roberto Sabo. Ante el representante del Ministerio Público admitió haber asesinado a tiros y cuchilladas a la mujer con la que convivía. En un vano intento por atenuar la crueldad de su acción, el hombre, de 45 años, dijo: “Estaba drogado y me la mandé”.

Thames al 3800, San Justo, escenario del femicidio de Liliana Beatriz Lezcano a manos de su pareja, Norberto Rodríguez
Thames al 3800, San Justo, escenario del femicidio de Liliana Beatriz Lezcano a manos de su pareja, Norberto Rodríguez

Las dos personas a las que les pidió “ayuda” para intentar evitar que cayera sobre él todo el peso de la ley confirmaron ante la policía que el femicida los había convocado para la macabra tarea, dijeron fuentes judiciales.

Tras su indagatoria, Rodríguez quedó formalmente imputado por el “homicidio agravado por el vínculo y por haber sido cometido en contexto de violencia de género”, el cual contempla como pena la prisión perpetua.

Fuentes judiciales consultadas por la agencia de noticias Télam informaron que no había denuncias previas de la víctima contra Rodríguez.

El resultado preliminar de la autopsia determinó que Lezcano, de 50 años, fue asesinada de dos disparos de arma de fuego, uno en el pecho, a la altura del corazón, y otro en la pierna izquierda. También presentaba numerosas puñaladas realizadas con una cuchilla, además de algunos cortes en las extremidades que indican que el agresor intentó descuartizarla.

Insólito pedido de ayuda

Esta mañana, Florencia, la compañera de trabajo de Rodríguez, relató al canal C5N que cerca de las 6.30 de ayer el acusado la llamó insistentemente y que cuando por fin respondió al teléfono, él le dijo: “Tengo un muerto en mi casa”.

La mujer relató que le preguntó qué había pasado, a lo que Rodríguez le respondió: “Tomamos cerveza, tomamos pastillas, tomamos cocaína y fumamos porro. Me acosté y cuando me levanté estaba ‘Lili’ muerta”.

Mató a su pareja y le pidió ayuda a unos amigos para descuartizarla: "Estaba drogado y me la mandé"

Florencia, aún shockeada por la situación, recordó que le preguntó qué había sucedido, a lo que el ahora detenido le dijo que necesitaba ayuda porque no quería ir preso y que ella se había matado.

Tras escuchar de boca de Rodríguez que la iba a “cortar y a enterrar”, Florencia relató que le pidió que la esperara y llamó a un jefe de la Policía de La Matanza para que enviara una patrulla al domicilio de su compañero, con quien trabajaba en una cooperativa de limpieza.

Mató a su pareja y le pidió ayuda a unos amigos para descuartizarla: "Estaba drogado y me la mandé"

El jefe policial le pidió que lo calmara y le dijera que no se escapara, por lo que Florencia volvió a llamar a Rodríguez para entretenerlo y pedirle que no se fuera. “Si viene la policía, les tiro”, le manifestó el acusado, según recordó la mujer.

Finalmente, agregó la testigo, la policía ingresó a la vivienda y redujo a Rodríguez, quien quedó detenido.

La mujer agregó que cuando cortó el teléfono recibió la llamada de otro compañero de trabajo, José Luis, quien le contó que minutos antes también había recibido una llamada del sindicado femicida.

Florencia relató que José Luis alcanzó a ir hasta la casa del acusado cuando Rodríguez le pidió ayuda y que vio que tenía un arma “tumbera” y que estaba el cuerpo de Lezcano en una habitación.

“Ahora te vas a callar y no decir nada”, le dijo el acusado a su amigo, y luego le le pidió que lo ayudara a “descuartizar el cuerpo”, contó la testigo.

Finalmente, José Luis logró escapar de la vivienda y la llamó a Florencia, quien le contó que ya había mandado a la policía a la casa.

La testigo declaró conocía desde hacía cuatro meses a Rodríguez y que nunca había entrado a su domicilio.“No sé por qué me llamó a mí. Estaba viviendo una película de terror” describió la mujer, quien se puso a disposición de la Justicia.

Los dichos de esa testigo y del compañero quedaron asentados primero en un acta policial y luego fueron incorporados a la causa como evidencia, ya que declararon ante el fiscal Medone.

“Tengo hijas y amigas mujeres. La vi cuatro veces a Lili y era una buena persona, me pongo en el lugar… no puedo creer que pase esto todavía con las mujeres”, manifestó, entre lágrimas.

El femicidio

El hecho ocurrió ayer a la madrugada en una vivienda situada en la calle Thames al 3800, en el barrio Villa Constructora, de San Justo, en el sudoeste del conurbano.

Al arribar, los efectivos hallaron a Lezcano muerta, sobre un charco de sangre en su dormitorio, y aprehendieron a Rodríguez.

Las fuentes detallaron que, a simple vista, la mujer presentaba múltiples lesiones y que en el lugar del hecho se secuestraron distintas armas, entre ellas algunas de fabricación casera tipo “faca” y una escopeta “tumbera” con cartuchos calibre 12/70.

Con información de La Nación

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