El hombre que mató a su hijo de un disparo “porque lo tenía cansado” con las peleas familiares quedó libre. Un jurado popular lo había considerado autor de homicidio agravado en exceso de la legítima defensa y el juez que presidió el debate le impuso una pena de tres años, de los cuales ya cumplió dos en la cárcel. En consecuencia, ordenó su excarcelación.

La audiencia de cesura se realizó esta mañana con la presencia de la fiscal Romina Díaz, que había solicitado una pena de cinco años de prisión para Guillermo Cuenca, de 62 años. La defensora oficial Laura Solari había pedido el mínimo previsto para el delito, y que sea de ejecución condicional.

El caso había abierto un enorme debate, aunque no en torno a la culpabilidad de Cuenca. No solo había reconocido que había matado de un tiro en el pecho a su hijo, Diego: afirmó que le había advertido a su pareja y madre del joven que podía cometer este crimen debido a la sucesión de tensiones y riñas que se había vuelto insostenible.

Tanto es así, que la propia mujer, les dijo, el 4 de junio de 2020: “Yo me voy, mátense ustedes”, les dijo antes de dejarlos a solas con otra más de sus peleas. Sería la última.

La resolución de los doce jurados convocados para este debate, que se extendió hasta mediados de la semana última, fue unánime. Descartaron la opción del homicidio agravado por el vínculo, que solamente admite una sentencia a prisión perpetua. También descartaron una eventual emoción violenta y algunas otras atenuantes, antes de coincidir en que Cuenca le disparó a su hijo en exceso de legítima defensa frente a las agresiones recibidas.

En el ámbito judicial relacionado a esta modalidad de juicio, con participación directa de la sociedad civil, se resaltó el sentido común que primó al momento de evaluar el tipo de delito en el que encuadraba el caso.

Los especialistas judiciales entienden que los jurados consideraron que de ninguna manera podía quedar impune el homicidio, pero también comprendieron que ameritaba una pena atenuada, por el contexto que rodeó al caso.

Cuenca permaneció detenido en una unidad carcelaria de la localidad de Batán desde el 4 de junio de 2020, cuando baleó a su hijo, que por entonces arrastraba una situación de inestabilidad a partir de su condición de adicto.

Según consta en la investigación, dato que se ventiló durante el desarrollo del juicio, la hija de Guillermo Cuenca y hermana de Diego ya se había ido del hogar familiar porque no soportaba el clima de violencia que se vivía puertas adentro. Su madre también reconocía la situación, tanto que lo hizo explícito en los minutos previos al trágico desenlace: “Yo me voy, mátense ustedes”, les dijo, como si fuese una premonición que preferiría nunca haber tenido.

El juez Néstor Conti, que estuvo al frente de este juicio por jurados, atendió ayer los argumentos de ambas partes y esta mañana fijó para Guillermo Cuenca la pena de tres años de prisión sobre un máximo posible de cinco y ocho meses, por lo que dispuso su inmediata excarcelación bajo caución juratoria.

Con información de La Nación.

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