Catriel, una ciudad de Río Negro de 40.000 habitantes, llora y clama justicia por un tercer femicidio en ocho años. Se trata de Patricia Rendón Rodríguez, cuyo cuerpo fue encontrado enterrado en un yacimiento en la madrugada de este jueves. La joven boliviana, de 31 años había sido vista por última vez dos días antes.

Fernando Cronenbold, su expareja y padre de la hija de 8 años de ambos, fue detenido bajo la acusación de haberla secuestrado y asesinado. Patricia tenía un local de venta de ropa en el centro de Catriel. Y tenía también un boleto de avión a Buenos Aires con el objetivo de tramitar el pasaporte para viajar a Roma en el próximo mes de julio, donde planeaba reencontrarse con su novio actual, Francesco Nuvolari, un italiano de 27 años a quien había conocido en febrero pasado.

La principal hipótesis de la investigación, a cargo del fiscal Gustavo Herrera, radica en que el detenido asesinó a su ex pareja verse marginado del proyecto de vida de ella y que la mató por no poder poseerla.

“Era una mujer muy determinada, muy capaz de realizar cosas. Él la mató por eso. La mató porque en los últimos tres meses hizo grandes cambios. Primero, hizo una renovación completa de su casa; segundo, renovó la tienda donde trabajaba; tercero, compró el boleto de avión para viajar por Italia conmigo; y cuarto, le pidió el divorcio a este hombre”, afirmó Nuvolari a TN. 

Según el novio de la víctima, el acusado “se sintió inferior. No creyó que ella pudiera tener esa evolución en su vida”.

El hecho conmocionó a Río Negro
El hecho conmocionó a Río Negro

Según fuentes judiciales, todo comenzó el pasado martes cuando la joven debía salir de su casa a las 11 para tomar un remís rumbo al aeropuerto de Neuquén. Esta vez la iba a acompañar Lorena, una amiga que la pasó a buscar a la hora acordada y que, al no encontrarla, hizo la denuncia por desaparición.

“Fui a la casa y no estaba. La llamé y nunca contestó. En la tienda tampoco estaba. Y fui a la casa del exmarido y no me atendió”, comentó. A su vez, indicó que detenido y Rendón habían mantenido peleas porque “él no quería ver a su hija. Nunca le contestaba los mensajes y la nena lloraba”.

El hombre fue detenido el martes y, en principio, iba a ser acusado por secuestro coactivo. Pero durante la tarde del miércoles se quebró y confesó el crimen. Este jueves, en la audiencia de formulación de cargos, la acusación se movió a femicidio agravado, una carátula que deja a Cronenbold en las puertas de un juicio por jurados y con la única pena posible de prisión perpetua.

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