Roberto Eduardo Arias estaba apunto de cumplir los 18 años. Quería pagar él mismo el asado con el que festejaría su mayoría de edad, y por eso le pidió a su papá Juan acompañarlo a la obra en construcción de la que estaba encargado, y así "hacer una monedita". 

Ambos circulaban en bicicleta cuando en una de las esquinas de Santa Lucía, San Juan, un taxista chocó a Roberto. Doblaban desde la calle Quintana hacia San Lorenzo y un auto lo sorprendió. El menor murió a consecuencia de las heridas.

“Hace menos de una semana había empezado a trabajar conmigo. Yo no lo quería llevar porque era menor, pero como el viernes eran sus 18 me dijo: ‘Papi, llevame, quiero hacer una monedita para hacerme un asadito’. Por eso iba conmigo”, explicó Juan a El Diario de Cuyo.

La desgracia ocurrió minutos antes de las 7.30, cuando Roberto y su padre habían salido de su casa rumbo a la obra.

“Yo iba adelante. Sentí un golpe, miré para atrás y me puse a buscarlo porque no lo veía. Lo encontré adentro de la cuneta. Yo le hablaba, le gritaba... él estaba sentadito y no podía hacer nada”, contó Juan, con la voz entrecortada.

Roberto falleció en el lugar. “Era muy bueno, un niño muy sano que no hacía nada malo”, lo describió su padre.

El chico era el mayor de 6 hermanos, estaba soltero y asistía a una escuela nocturna: cursaba 2do año de Tornería Mecánica en la Tomás Edison. No tenía redes sociales. “Anteayer le había comprado un celular y se iba a hacer un Facebook”, aportó Juan.

El cuerpo de la víctima fue trasladado a la Morgue Judicial, para practicarle la autopsia. Esa y otras pruebas iban a ser evaluadas por pesquisas de la UFI Delitos Especiales para establecer con precisión cómo fue el siniestro y para determinar si el taxista debe o no ser imputado.

Con información de Diario de Cuyo y La Voz

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