COMODORO RIVADAVIA (ADNSUR / Escuchá la entrevista) – Este viernes al mediodía se dictó la prisión perpetua para Gustavo Servera, declarado penalmente responsable por el femicidio de Soledad Arrieta en febrero de 2018. La jueza penal Mariel Suárez indicó que los “detalles del caso son tremendos” y sostuvo que tanto la violencia psicológica y económica a la que era sometida la víctima, como el constante hostigamiento y la causa de la muerte lo posicionan como “uno de los casos más graves que hemos tenido en Comodoro”.

Luego de conocerse el veredicto de pena, donde se estableció que fue el padre de sus hijos, Gustavo Servera, quien la golpeó, ató con un cable y prendió fuego en el barrio Abel Amaya; Suárez relató en diálogo con Actualidad 2.0 que la tarea “fue muy ardua porque tuvimos que analizar un montón de testimonios”.

Señaló que, entre ellos, uno de los más impactantes fue el de una abogada que asesoró a Arrieta para iniciar los trámites de divorcio. “Según el testimonio de esta doctora, Soledad lo veía como algo habitual el tema de la violencia y no se daba cuenta que era algo grave lo que le estaba pasando, si bien lo sufría mucho”.

La jueza manifestó que el Superior Tribunal de Justicia deberá ahora revisar la sentencia “porque así lo indica la norma procesal respecto a las penas muy agravadas”. También señaló que en el marco del juicio se descartó “cualquier tipo de participación de terceros” y en base a todas las pruebas recabadas “no hay ninguna duda de la participación de Servera”.

Acoso y violencia

Suárez aseguró que se trata de un caso que “denota muchos aspectos de gravedad”. Indicó que previo al ataque “ella se sentía acosada, no podía realizar su vida normal, se la pasaba encerrada, pasaba muchas necesidades económicas. En el juicio se pudieron leer muchos mensajes de texto donde ella pedía a Servera que le alcance comida, para que le deje abrir la puerta del inmueble principal para poder darles comida a sus hijos”.

Explicó en ese sentido que en el predio donde residían Arrieta y Servera junto a sus hijos “había dos viviendas y ella había tomado la decisión de separarse, vivía en el quincho con una de sus hijas. En la parte de adelante había un inmueble principal donde Servera vivía con dos de los hijos. El inmueble lo dejaba cerrado cuando se iba a trabajar, y ahí estaban los alimentos que ella debía proveerle a sus hijos”, narró.

Antes de su muerte, la víctima “había sufrido golpes, maltratos, un ataque sorpresivo que la puso en estado de inconsciencia. El ataque fue por medio del ahorcamiento, entendemos que pudo ser con el lazo que tenía de un freno de bicicleta alrededor del cuello y que, después, las quemaduras se producen con ella estando viva pero en estado de inconsciencia”.

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