RAWSON (ADNSUR) - Los jueces, fiscales, querellantes y el abogado defensor concretaron una inspección ocular de los cuatro lotes que posee en Playa Unión, luego concurrieron al edificio con locales comerciales en el centro de Rawson y finalmente conocieron la casa en construcción ubicada en el Barrio Gregorio Mayo.

Posteriormente, ya en la sala de la Oficina Judicial, proyectaron la grabación de la declaración que realizó Alarcón el 30 de julio de 2018, donde aseguraba que las propiedades las había adquirido a través de ahorros de su señora, Carmela Mirenda.

Detallaba en su explicación que la casa del barrio Gregorio Mayo la compra con dos créditos, por un total de 300 mil pesos. En tanto que los terrenos en Playa por 220 mil pesos y el edificio en Rawson por 265 mil pesos fueron con ahorros. El dinero era de su esposa y las compras se hicieron en efectivo.

La ronda de testigos comenzó con la declaración de Carmela Mirenda, pareja de Alarcón quien expuso por más de una hora ante el Tribunal respondiendo preguntas del defensor Gabalachis como también de los fiscales Rodríguez y Williams.

Mirenda detalló que ella es comerciante, desde hace muchos años, en el rubro librería e imprenta en la ciudad capital. Que la oportunidad de comprar los lotes en Playa como el edificio en Rawson, surgió porque la propietaria de los mismos, su ex cuñada Susana Celi, se lo propuso en varias ocasiones.

Según explicó la testigo, Susana Celi le ofrece comprar los bienes a principios del 2014 pero que a ella no le interesó la operación porque ya tenía otras propiedades. Mirenda afirmó que su ex cuñada “insistía con la venta porque quería que los mismos queden en confianza. Entonces yo le digo que sí, pero los pongo a nombre de mi marido para no tener que pagar más impuestos”.

Consultada sobre el origen de los fondos, explicó que en el año 1999 generó plazos fijos en dólares que retiró en el año 2001, dinero que “guardé en mi casa” y con eso “compré los lotes y el edificio”, en octubre de 2014. En su exposición también afirmó que el dinero (485 mil pesos) “se lo di a mi marido quien hizo la operación con su escribano de confianza en Esquel”.

Mirenda afirmó que la hija de su ex cuñada, Bárbara Tocho, estaba al tanto de la propuesta que le había realizado su madre y que incluso fue ella hasta Esquel para concretar la operación “porque ya tenía un poder de la madre”, que le permitía realizar la venta.

En relación al monto que abono por los bienes, la testigo dijo que fue la vendedora quien lo propuso y que ella lo vio razonable. Para cancelarlo utilizó fondos que le generaron cuatro plazos fijos en dólares de años anteriores al 2002 y que tenía guardados en su casa.

Por documentación que exhibió el defensor, Fabián Gabalachis, los plazos fijos del Banco Nación correspondían a la suma de: U$S 20.549 (retirados el 7/12/99), U$S 13.097 (retirados el 24/1/00), U$S 10.044 (retirado el 19/3/01) y U$S 5.116 (retirado el 11/12/01).

Calificó como “negociación familiar” la compra de los bienes a Susana Celi y afirmó que fue “mínimo el aporte de Oscar”, calculando que de los $ 485 mil, $ 260 “puse yo”.

Si bien aseguró que todos los miembros de la familia estaban al tanto de la venta de las propiedades, dos hijos de Susana “nos hicieron una demanda civil por esa venta”.

Posteriormente fue el turno de testificar de Bárbara Tocho, hija de Susana Celi y quien figura firmando la escritura de compra-venta.

La joven relató que fue su madre quien realizó toda la operación con Carmela Mirenda y que a ella sólo le pidió que viajara a Esquel “porque el marido de Carmela eligió a su escribano de confianza”. Aclaró que se desprendían de los bienes por la difícil situación económica que estaban atravesando, “parte de ese dinero se usó para pagar una deuda de la farmacia que tenía”. La deuda “era de $ 300 mil y se canceló con la venta a Carmela”.

La joven reconoció además una consulta que le realizaron los fiscales sobre otra operación que concretaron en la escribanía de Esquel, ese mismo día. Es que “Oscar le hizo un poder a mi marido, Walter Mirantes, para culminar la obra del edificio”, que se encargue él de los trabajos que faltaban en la obra.

Tocho también confirmó que en diciembre de ese año (2014) vendieron el fondo de comercio de la farmacia en 3 millones y medio de pesos. Que el monto se acordó abonar en cuotas a partir de enero de 2015.

Otra de las propiedades que vende su madre en marzo de 2015 fue la vivienda que poseía en Playa Unión, que la vende “a mi suegro”, confirma Bárbara.

Por último testificó, aportado por la fiscalía, la ex pareja de Carmela Mirenda, y hermano de la vendedora de los bienes, Raúl Celi.

Celi explicó que si bien el comercio que compartía con Carmela era originalmente propiedad de él, su ex pareja tomaba todas las decisiones. Es por eso que cuando se concluye la relación, se dividen por la mitad los insumos y equipos de la misma, aparte de otros bienes que compartían como terrenos y vehículos.

Cuando le preguntaron sobre los plazos fijos que, según Alarcón, utilizaron para la compra de los bienes, Celi dijo que sólo recordaba uno que correspondía “a la época de Cavallo, del 1 a 1, que se iba renovando”. El mismo era en dólares que “se lo daban los padres a Carmela para que los guarde, no eran ni míos ni de ella”.

Además Celi dijo que si bien él nunca vio dinero en su casa, “ese plazo fijo se usó en un viaje que hicieron los padres de Carmela a Italia”.

También se refirió a los montos en que su hermana vendió las propiedades a su ex pareja asegurando que “le pareció irrisorio”, ya que “Susana me comentó que le querían cobrar 180 mil pesos por demoler la casa de nuestros abuelos”, donde luego construyó el edificio, por eso “cuando vendió a 265 mil pesos me pareció irrisorio”.

Con todos estos testimonios para el fiscal Omar Rodríguez “los testigos de la defensa, a nuestro criterio, han sido inverosímiles en el relato que han llevado adelante. Porque lo que intenta la defensa es justificar que la incorporación de estos bienes al patrimonio de Alarcón es a partir de los aportes que hizo su pareja Carmela Mirenda, y el contador dio cuenta en la audiencia del miércoles que la librería le daba pérdidas y que de ninguna manera tenía capacidad para ahorrar y comprar esos bienes”.

Además “hay un antecedente que viene de una demanda civil en donde hay un trámite judicial, pero va por carril separado. El objeto de nuestro juzgamiento es que, lo que decimos es, Alarcón con el ingreso que tenía no tenía capacidad para comprar los bienes que compró. En la causa civil son los mismos bienes y una casa en Playa Unión con la misma modalidad, venta a través de un poder”.

Para el fiscal “lo que está acreditado es que aún con el dinero que figura en las escrituras, Alarcón no tenía capacidad para alcanzar ese monto y comprar esos bienes. En función de lo que han dicho los testigos, incluso el propio Celi, que dijo que era irrisorio el precio, y que pudo haber un precio mayor por fuera, está la posibilidad que Alarcón haya pagado más pero no haya figurado en la escritura, porque era un funcionario público que no podía justificar. Es probable que haya habido más plata de la que figura en la escritura, pero lo concreto es que lo que figura no se tenía la capacidad de ahorro y la librería daba pérdidas, por eso su pareja, la coartada que tiene Alarcón, tampoco puede justificar”.

En cuanto a los plazos fijos, remarca el fiscal que “Celi dice que la plata que retira Carmela la utiliza para un viaje en el 2004, además tiene otro gasto, gran parte de ese plazo fijo fue utilizado con otro destino, el pago de un juicio por alimentos”, según testificó la propia Carmela.

Para Rodríguez los dólares de los plazos fijos mencionados “ni fueron guardados, esa plata se consumió en el lapso del 2001 al 2014. Resulta inverosímil que durante 13 años haya guardado la plata bajo el colchón”.

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